CAPITULO I: El Sendero a mi locura

79 2 0
                                    

Cuando vas a cumplir quince años es difícil enfocarte sólo en historias de fantasía, existen más historias más allá de los libros con finales felices, las tradiciones por ejemplo te muestran algo más parecido a la realidad de las personas, en familia piensan en una gran fiesta para honrar tu edad, como si fuera un gran logro que tu cuerpo comience a presentar muchos cambios inexplicables, como que te crezca el busto, las caderas cambien su forma y una vez al mes tu útero colapse en una marea de sangre que te debilita, sin contar con los meses que este proceso irrumpe como un terremoto interno que amenaza con terminar tu vida, te conviertes en una presa para tus compañeros de clases solo por lucir diferente, instinto hormonal, una etapa de canibalismo sexual, algo aterrador, te sientes como atrapada en un mundo diferente y ajeno a tus cuentos de princesas y tonalidades rosas, bueno en mi caso el color rosado no era una opción, algo más azul clarito podría ser.

Culturalmente debes actuar interesada y empezar los preparativos, ir a elegir el vestido que resalte tus atributos adquiridos en esta etapa y los tacones que combinen, sin contar la tiara y los guantes, mis padres estaban más interesados en el banquete que iban a ofrecer, contratar personal que atendiera el evento mientras yo solo asentía con la cabeza a las decisiones que tomaban, era curioso, una lista de 200 invitados, clientes, proveedores del negocio familiar y la "familia" más cercana, en la mayoría personas extrañas para mi, las conversaciones eran sobre banalidades como los mariachis y el cambio de calzado que simbolizaba dejar de ser una niña, escuchaba atenta y por momentos levantaba la mirada por encima del libro que tenía en las manos para ver como la escena era un tanto exótica, mis hermanos y mis padres en el comedor al mejor estilo de la mesa de los antiguos generales, parecían planear la toma de una aldea cercana, dibuje por instantes una sonrisa y volví a mi lectura, dentro de mi solo pensaba "Ahora todos están locos".

Sábado, 16 de marzo, 8am, lugar: Comedor principal "Centro de mando".

Mi madre durante el desayuno me entrego un itinerario minuto a minuto con tareas para realizar hoy, recoger el vestido para hacer la prueba definitiva, comprar accesorios, ir al salón de belleza para que me hicieran un peinado, me decorarán las uñas, hacer las fotos preliminares para mostrar una sólida unión familiar, no olvidar las compras emergentes como las medias veladas al tono de mi piel, las pequeñas banditas adhesivas para el talón y así evitar que los tacones me lastimaran, todo estaba planeado a la perfección y yo era una asistente más, el centro de mesa pero en escala nivel salón de eventos, todos pensaban en toda la recepción pero lo más curioso que paso es que nadie me dijo "feliz cumpleaños", de pronto no era oportuno debido a que el evento sería hasta la noche.

Sábado, 16 de marzo, 6pm, lugar: Salón de recepción "Campo de batalla".

Diez horas exactas desde que alguien hablo conmigo, mi familia tenía todo listo para la "toma de la aldea", disculpen, para la fiesta quinceañera, llegamos antes para revisar los últimos minutos antes de recibir al primer invitado, a la entrada estaba el atrio con un pequeño libro con una fotografía que tomaron días antes con el vestido pomposo que eligieron para hoy, páginas en blanco para que los asistentes pusieran sus mejores deseos para esta nueva etapa, al ladito había un cofre que almacenarían los sobres con los regalos para mí. Lo primero que podías ver en el salón era la gran pista de baile y las treinta mesas con ocho sillas perfectamente decoradas con manteles dorados y rosados, al final junto a la tarima una silla colonial con mi nombre escrito, el sitio me resultaba abrumador, todos estarían observándome todo el tiempo. Ensayamos unas palabras que se dirían durante el brindis con champaña que sucedería justo a las 10pm. Unas tras otras llegaron las familias invitadas, a último minuto la única persona que espere llegará me envío un mensaje de texto, no vendría, ahora la batalla sería más larga, no sería lo mismo sin mi comandante de primera línea, trate de poner mi mejor sonrisa, al fin de cuentas mis generales habían planeado todo y no sería mi culpa que esta guerra se perdiera. Disfrute de la cena que estaba presentada como un plato fino, pollo en salsa de champiñones, arroz con ajonjolí, una ensalada de rábano y un pure de papa, acompañado de un té frío, terminando de comer con algo de sarcasmo di mis palabras como era de esperarse, el cambio de sandalias a tacones fue lo más complicado, ya que después empezó el vals, pasos elaborados para bailarse al un, dos, tres, un, dos, tres ... bailé con más de cien asistentes, entre niños y adultos, sentí que las suelas de los tacones no aguantarían, mis pies estaban por flaquear pero aún faltaba posar para inmortalizar en el álbum familiar este momento, uno tras uno se hacían a mi lado para que la sonriente damisela apareciera, la última foto fue junto a mis padres y mis hermanos, luego una más con mis sobrinos y al final una con mis amigos, bueno así era el orden pero como no pudo llegar, esa foto faltaría, al final solo una mía.

Amar Sin Amor by Lalia AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora