—Hola preciosa— Merle me sonrió, coqueto.
Yo aún con la vergüenza dirigí a Merle a la mesa donde siempre se sentaba.
— ¿Una cerveza?— pregunté.
—Me conoces bien, muñeca.
—Siempre la pides— me encogí de hombros.
—Te ves adorable— soltó de golpe. Poniéndome más roja de lo que estaba.
—Ahora te traigo tu cerveza— di media vuelta lo más rápido que pude escuchando que Merle soltaba una carcajada a mis espaldas.
—¿Una cerveza?— asentí con la cabeza.
Después de unas semanas trabajando en este lugar ya conocía lo que la mayoría de clientes pedía cotidianamente.
—¿Estaras bien atendiendo a Dixon?— Rodrigo se paró al lado de mio.
Asentí, aún no entendía el miedo sin justificación que le tenían a ese hombre, era de alguna manera amable, gentil, fuerte , musculoso y... Sacudí mi cabeza, mis pensamientos se estaban desviando.
Llegué a la mesa de Merle, dándole la cerveza, me dispuse a seguir atendiendo a los demás clientes hasta que una mano me detuvo.
—¿Por qué no te quedas un momento aquí, preciosa?— sonrió de lado.
—No puedo, te- tengo que seguir trabajando— tartamudeo un poco.
—Casi no hay personas, que los atiendan los demás.— apunto a mis demás compañeros.
—¡Hey, tu!— Merle grito. Apuntando a Rodrigo.
—¿Y-yo?.
—Si, tu. Ve por tu jefe.
Todos nos miraban, y genuinamente no sabía porque había llamado a Marco.
—¿Qué haces, Merle?— susurré, un poco incomoda con la mirada de todos los del bar.
—Ya veras, preciosa. Tranquila.— no dije nada y esperé a que llegara mi jefe.
—¿Algún problema?— llegó Marco mirándome.
Yo negué.
—No, solo necesito que está linda muñequita me acompañe a tomarme esta cerveza— voltee a verlo rápido.
—¿Cómo?— al parecer Marco estaba igual de confundido que yo.
—Si, Odile necesita un descanso. Solo serán unos minutos— un escalofrío agradable recorrió mi espalda al volver a escuchar mi nombre en sus labios.
—¿Tu estás de acuerdo?— me miró, esperando alguna negativa.
Asentí un poco cohibida. Por la situación.
—Solo unos minutos, Odile— me punto con su dedo.
—Claro, ahora regreso a trabajar— asintió convencido y regreso por dónde vino.
Merle palmeo el asiento a su lado dándome una invitación. Acatando su orden me senté a su lado.
Sentí como su brazo pasaba abajo de una de mis piernas, tratando de quitarme solo sentí cuando tiro de la silla para acercarla más a él.
—Tranquila, solo te quiero más cerca— me susurró en el odio.
Sonreí, genuinamente, Merle, no se me hacia alguien malo y disfrutaba de su compañía.
—No apareciste estos días— lo mire a los ojos.
—Extrañaste a Merle— sonrió con orgullo.
Me encogí de hombros. — si.
Mi respuesta lo hizo sorprenderse.
—No mientas muñeca— trato de seguir con su sonrisa Pero ahora más bien parecía una mueca de disgusto.
—Merle, si sigues creyendo eso, la verdad, no entiendo porque sigues hablando conmigo— solté un poco el aire que había retenido.
—Es que no te entiendo, ¿No te resultó repulsivo?— quedé en shock.
—Joder, Merle. ¿Cómo puedes hablar de ti mismo así?.
—Yo...
—No, ahora escúchame. Me agradas y no solo por defenderme aquel día, sino que realmente disfruto de tu compañía, eres alguien agradable, si. Puede que a veces tu forma de hablar sea un tanto bruta pero no me desagrada. — después de ese vómito verbal, nadie dijo nada.
—Estas enamorada de mi— lo mire rápidamente.
—No puedo creerlo— sonriendo me levanté de la silla y seguí atendiendo a los otros clientes.
Toda la jornada que me faltaba sentía la mirada de Merle en mi, había pedido otra cerveza y se había acomodado para estar más cómodo.
Terminando de cambiar mi uniforme, me despedí de mis compañeros, salí del bar. No tuve que caminar más de cinco pasos ya que Merle estaba en la entrada sobre su moto.
—Sube, ahí tienes tu casco— sonrió como solo el sabe hacer.
— Gracias.— y para mí sorpresa, sonrió y asintió.
Merle había aceptado mi agradecimiento, feliz subi detrás de él y lo abrace.
Llegando a mi casa detuvo su moto y los dos bajamos de la moto.
—Salgamos— para sorpresa de los dos esa palabra había salido de mi.
—¿Qué?.
—Si, en dos días es mi día libre, podríamos salir. Si quieres, claro.— me encogí de hombros como si no fuera tan importante, pero por dentro me estaba muriendo.
—¿Quieres salir conmigo?— rodé los ojos.
—Sabes que, olvídalo Merle.— me dí la vuelta.
—A las seis pasaré por ti— habló rápido.
Miré como subía rápido a su moto y se marchaba. Sonriendo me adentre en mi casa.
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Nadie como tú |Merle Dixon|
FanfictionAntes del apocalipsis Odile conoció a un hombre que la hizo sentir por primera vez amada. Con la llegada del apocalipsis ellos se vuelven a encontrar. ¿Será una linda historia de amor?.