Capítulo 6.

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-¿A dónde iremos?- le pregunté por octava vez a Merle.

-Por milésima vez, no te lo diré hasta que lleguemos. Por eso se le llama sorpresa.- Merle soltó un suspiro.

-Pero ya llevamos demasiado tiempo en la camioneta, al menos dime que vamos a hacer a estas horas- insistí una vez más.

-sh, sigue siendo sorpresa, lo único que te puedo decir es que rente el lugar para usarlo solo nosotros dos- sonreí y en grande.

-¿Solo los dos?, ¡Eso es increíble!- más emocionada deje de hacer preguntas, ahora sí quería que todo fuera sorpresa.

El camino duro por una hora más, el lugar si que estaba lejos. Nos detuvimos en un establecimiento, no se veía nada, al parecer entraríamos por la parte de atrás.

Cuando se detuvo la camioneta no espere a que Merle abriera mi puerta estaba tan emocionada que baje rápido y espere a Merle para que me guiará al lugar destinado.

-Llegan tarde- una voz de hombre hizo que diera un pequeño salto.

-Tony, ¿Tienes prisa?- Merle hablo duramente hacía el hombre.

-No Merle, solo pensé que no vendrías- agachó la mirada.

-Yo siempre cumplo con mis promesas Tony, que no se te olvide. -me tomo de la cintura acercándome más a él.

-¿Y ella es tu pareja?- los amigos de Merle eran muy raros, se notaba un tono de burla en su pregunta. No me gustó para nada.

-Un gusto, Tony. Nos dejaras entrar o tendremos que quedarnos aquí- levanté mis cejas.

-Escucha a mi chica, Tony y abre la maldita puerta- Merle sonreía tanto que parecía que le quedaría la cara así para siempre.

El tal Tony abrió la puerta que al parecer era la de trabajadores y nos dejó pasar.

- Vendré en unas horas, no dañen nada- nos dijo para salir rápido del lugar.

-No me cae tan bien tu amigo, Merle.

-No es mi amigo, solo me debía un favor- asentí comprendiendo lo que me decía.

-Oh ya entiendo. Entonces este lugar, ¿Qué es? - lo miré.

Sonrió para tomarme de la mano y llevarme por unos pasillos.

Antes de entrar a la zona, Merle prendió la mayoría de luces y se puso detrás de mi tapando mis ojos.

-Estaba un poco nervioso al no saber a dónde podía llevarte, Pero creo que este lugar te encantara- admitió.

Al pasar la puerta quitó sus manos de mi vista, estábamos en un acuario, era enorme, las paredes eran de cristal y podía ver a todos los peces que había.

-Es hermoso- dije casi sin voz.

En toda mi vida no había ido a un lugar tan hermoso como este, nunca nadie había tenido un gesto tan lindo conmigo. Me hacía sentir amada.

Eso era lo que Merle siempre me hacía sentir... Amada.

Voltee a ver a Merle, se rascaba su nuca, acción que siempre hacia cuando estaba nervioso. Sonreí.

—Gracias, esto es muy lindo— quise reír cuando ví que sus hombros bajaban de golpe y un suspiro casi necesario salía de sus labios.

— No es nada— Merle desvío su mirada.

—Es lo mejor que alguien ha hecho por mi, Merle. Así que no te quites merito— un rosado se extendió por las mejillas de Merle.

—Ya, deja de decirme esas cosas— volvió a renegar.

Nadie como tú |Merle Dixon| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora