Capítulo 10

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La cabeza de Chan era un completo caos, una batalla campal entre su pasado y su presente, las voces de toda su familia paterna gritan, vociferan, insultan al omega con todos aquellos comentarios despectivos que los escucho decir en algún momento mientras vivía con ellos.

La confianza que había adquirido en ese último tiempo estaba tratando de callarlos, ignorarlos, hacerle recordar que ninguna de esas palabras tienen sentido, no deben ser escuchados y esos recuerdos deben ser enterrados de forma definitiva, darles muerte ahora antes de que le sigan afectando.

Pero hay una tercera voz en su cabeza, otra presencia que había intentado comprender. Ese lado de su ser que, según el libro, no sabía hablar. Pues ahora lo sabe, está gritando, está arañando su interior.

Ese lado animal, ese alfa que solo se guía por instinto, está enloqueciendo. Está enfadado pues otros alfas tocaron a su omega, está triste pues no pudo protegerlo, está inquieto pues quiere actuar y el lado racional no se lo permite.

Una batalla mental de tres bandos que le afecta físicamente, pues su aroma agrio empieza a esparcirse, empieza a ser evidente para el omega. Quien lo mira con miedo, comienza a temblar e intenta alejarse del alfa, ese aroma solo indica peligro para aquellos que se sienten vulnerables.

Es cuando su cuerpo reacciona, agarra a Felix de su mano y comienza a andar por la oscura y solitaria calle.

Felix no sabe como reaccionar, tampoco sabe si seria bueno hacer o decir algo, le cuesta incluso seguir el ritmo por el que es arrastrado, dando tropiezos detrás del alfa quien mantiene su vista fija al frente.

Entran a un edificio, llegan al ascensor y en el espejo de este Felix puede ver el reflejo de ambos, y el temor que siente se incrementa.

Los ojos de Chan han cambiado de color, habían adoptado un tono ámbar evidenciando que es el alfa quien ha tomado el control.

El aroma agrio inunda el pequeño espacio, Felix siente que ha hecho enfadar al alfa de Chan, a ese lado que no conoce y no sabe qué tipo de instintos predominan en él.

Agacha la cabeza y se mantiene quieto mientras el ascensor sube los pisos y el alfa no suelta su mano, no la aprieta con fuerza, no siente dolor en el agarre, pero está firme en no dejarlo libre.

Cuando las puertas se abren Felix continúa los pasos del alfa, manteniéndose detrás de este siempre que puede. Observando donde es llevado, intentando que su propio omega no se sienta intimidado y no llorar a mares frente a él.

Entran al departamento de Chan, no hay señales de otras personas allí, al menos en el corto tiempo que Felix pudo observar. Llegan a la habitación del alfa y es cuando suelta su mano.

Felix lo observa buscar algo en los cajones, y cuando lo encuentra se acerca al omega, este mantiene su cabeza abajo, pero la mano del alfa sujeta su mentón y lo obliga a levantar la mirada, observa sus ojos brillantes por unos segundos y nota que el alfa dirige su vista a su cuello.

Felix siente como toquetea el metal, sus dedos remueven esa tela que envuelve el material y nota por fin sus intenciones. Había buscado una diminuta herramienta en sus cajones, estaba intentando quitarle la gargantilla manipulando la bisagra, aflojando la pieza y sacando el molesto objeto de su cuello.

Las cosas no mejoran, ahora el alfa observa la marca roja que adorna el cuello del omega, recuerda las veces que la ha visto sin estar seguro de que la había ocasionado. Recuerda que la primera vez que se vieron tenía esa marca en su cuello, incluso en su salida al parque estaba allí.

Las emociones se desbordan sin control en el pecho del alfa, ira, tristeza, impotencia, culpa, vergüenza. Todo se traduce en la intensidad de su aroma y los temblores de su propio cuerpo.

Imperfectos [Omegaverse - ChanLix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora