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Unos golpes en la puerta y esa horrible voz, despertaron a Louis con una adrenalina corriendo por su cuerpo.

Se sentó en su cama, no quería que entrará a la cabaña. Se enderezó al escuchar la silla de ruedas haciendo su esfuerzo de llegar. Mordió un poco su labio inferior, a pesar de vivir solamente con su abuelo, su Omega y él sabían distinguir perfectamente entre sensaciones lindas y las que eran totalmente desagradables.

En unos segundos esa voz se escuchó dentro.

"¿Qué tal Rafael, cómo estás?". El alfa lo saludó, entrando a la casa.

"He pasado buenos días, Arturo. ¿Pasó algo?". Rafael, el abuelo de Louis, le preguntó con atención.

Normalmente Arturo venía cuando había algún cambio o suceso en el pueblo.

"Pasó algo. Unos hombres llegaron hace unas semanas. El pueblo los ve sospechosos, a veces suben a esa cosa con ruedas y ya no los vemos por unos días, después vuelven. Los ven llegar con aparatos demasiado extraños, pero todos tienen miedo de acercarse a ellos". Arturo miró por la cabaña. "¿Dónde está tu nieto?"

Rafael hizo unos ademanes frágiles y suaves. "Agh deberíamos... hablar de esos hombres. ¿Causan problemas?"

Arturo dio unos pasos, tratando de no hacer tronar la madera. "Unos cuantos, van de un lugar a otro... sacan pequeñas tablas y apuntan al frente para después verlas. ¿Por qué no le dices a tu nieto que haga un cafe?"

"Él debe de estar... ocupado. Arturo, dime más de esos hombres". Rafael empezó a mover su silla, su vista podría ser baja, pero mantendría delante de sus ojos a ese hombre.

"Te lo contaré". Arturo olfateó. Existían dos aromas aquí, y era notorio de quien era el aroma más dulce.

Mientras él le daba palabras sin mucho sentido a Rafael, Louis estaba de pie, su estómago tenía pequeños truenos, su corazón golpeaba con alerta al verlo acercarse. Su habitación solamente tenía una cortina.

En un reflejo de sus pies, salió casi corriendo de su habitación, llegando al lado de su abuelo.

"¿Lou, estás bien?"

La mano segura de su abuelo, le dio un poco de paz. Louis la tomó.

"Sí, estoy bien".

"Parece que acabas de despertar, Louis". Arturo se acercó un poco a ellos.

Louis bajó su mirada, sentía escalofríos al tener los ojos de ese hombre mirándolo desde sus pies hasta su rostro.

"Quédate a mi lado, Lou".

"Sí". Respondió bajito al claro tono protector de su abuelo.

"Bien, Rafael. Te contaré todo sobre estos hombres. ¿Quieres ir a preparar un café, Louis? Puedo ayudarte, debes de ser tan frágil al hacer las cosas".

Con sus ojos incomodos, Louis cubrió aún más sus piernas con la bata que usaba para dormir, la jalaba más a pesar de que naturalmente cubría lo suficiente. Desde aquella primera y última vez que Arturo tocó su mejilla, tenía la firme decisión de no tener alguna mínima interacción con él.

"Arturo, mi nieto no hará nada. Él no se irá de mi lado. Será mejor que... hablemos tú y yo en otra ocasión".

"Bien". Arturo camino a la puerta. "Solo... recuerda que en algún momento no estarás para ser su escudo". Le dio una última mirada a Louis, para después salir de la cabaña.

"¿Por qué sigue presentándose en nuestra casa?". Con más libertad, Louis se sentó en el piso cruzando sus piernas.

"Es un tipo de comandante, quien pone orden. Es quien da las noticias para el pueblo, Lou. O mas bien, el alfa con mayor facilidad para pasar los chismes".

Cabaña ♡𝐿𝒮♡ ~𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora