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"Es un viaje largo, lo sé. Yo lo he hecho al menos unas cinco veces en estas semanas, no es nada pesado... un día, realmente". Harry pasó su mano desde su frente hasta su nuca con pesadez y molestia.

Los alfas estaban con él, todos sentados en la sala de la habitación de Harry.

"Hemos estudiado perfectamente el terreno, mi equipo la zona alta, Fred y yo en todo el pueblo. Esto es importante para mí, y quiero contratarlo a usted y su empresa para empezar a derrumbar todas las casas, hacer las excavaciones... todo lo necesario".

Los siete se miraban, tratando de decir sus ideas a través de sus ojos.

"Conozco los riesgos, tengo todo para pagar cualquier inconveniente. Bien, ¿cuándo podría ser? No puede decirme ahora... bien, gracias por no hacer una maldita cosa". Harry colgó antes de escuchar la explicación de la persona.

Se puso de pie con molestia. "Mierda. ¿Es qué nadie puede ser putamente responsable para hacer el maldito trabajo inmediatamente?". Lanzó con poca fuerza su teléfono al sillón. "Parece como si no se estuvieran muriendo de hambre, les importa una mierda el trabajo".

"Tal vez podríamos llamar a nuestros contactos. Buscaremos alguien que tenga el equipo necesario para lo que necesitamos hacer".

"Probablemente".

"¿Puedo hacerle una pregunta, señor Styles?"

"¿Qué carajos quieres?". Harry lo miró.

"¿Qué haremos con las personas?"

Harry negó sin interés. "No me importan. Que se vayan al bosque, que mueran, que vivan en una cueva. No me importa".

"¿No cree qué deberíamos darles al menos un refugio?"

"Sí tienes dinero del que te pago, hazles un refugio tú". Gruñó molesto y bajo. "Recuerden que mañana salimos temprano".

Salió de su habitación cerrando fuertemente la puerta. Caminó por el pequeño pasillo hasta bajar por las escaleras. El hostal tenía luces amarillas, al bajar, Harry vio a unas cuantas personas que estaban cenando en el pequeño jardín o su área común.

Al acercarse a la recepción, le habló a Felíx. "¿Sabe si aún está abierta la farmacia?"

El alfa que los había registrado desde el primer día, le sonrío. "Claro, señor. La farmacia cierra hasta las once de la noche".

"Bien". Harry asintió y caminó hacia la puerta para salir.

Al salir notó que estaba empezando a llover. La farmacia estaba a una casa de distancia del hostal, así que no tenía problema con eso. Cerrando la puerta, dio unos pasos. Debía admitir que sentía una curiosa comodidad al estar aquí. Su Alfa en especial.

Viendo las pocas calles de piedra, los faroles de luz anaranjada que podían a brillar las gotas de agua. Las casas con ese toque rústico y cascadas de flores en casi todas. Su rostro sintió que la lluvia era de esas que de un segundo a otro, eran grandes tormentas. Siguió rápido su camino a la farmacia. Quería algo parecido a una venda.

Entró a la farmacia, escuchando detrás de él la lluvia más fuerte. Habían cinco personas comprando también.

"¿Dónde están las vendas?". Harry preguntó al entrar.

"Están en esa repisa". El alfa, señaló una repisa en la pared.

Harry sacudió un poco sus pies para no ensuciar el piso.

Las personas lo miraron, ya era más normal que raro verlo, pero, aún con esa costumbre de verlo pasar, nadie había hablado con él. Mas bien, él nunca les dejaba conocerlo. Las únicas personas que habían escuchado su voz, eran los vendedores.

Cabaña ♡𝐿𝒮♡ ~𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora