Capítulo 12.

799 55 24
                                    

[Hogar de Naruto – Patio]

Kiba y Koneko fueron lanzados lejos, llenos de heridas, sangre y probables huesos rotos… otra vez.

Ya había pasado 1 de los 10 días que Raiser le dio a Rías para que mejore, solamente burlándose de ella ya que sabía que era inútil.

Bueno, la única cosa que no pensó era en la introducción de Naruto al equipo, pero estuvo de acuerdo, sabiendo que tenia números y experiencia a favor.

Naruto miró con diversión su celular, riéndose cuando abrió la conversación con un compañero suyo.

“Saben que si no vienen con todo no van a hacerme ni un rasguño”.

“Estamos… yendo… c-con…”

Naruto negó con la cabeza. Su celular desapareció en un círculo mágico, y miró tanto a Yuuto como a Koneko.

Ambos se estaban poniendo de pie con dificultad, y una leve cojera en caso de Yuuto. Tenía la pierna resentida del golpe que le dio, una patada digna de Bruce Lee.

“Ven primero tu, Yuuto”.

El rubio gruñó.

A una velocidad muy inferior a la habitual, Kiba estaba frente a Naruto, con una espada en mano, listo para apuñalarlo.

Y así fue.

Yuuto abrió los ojos, viendo como había atravesado el abdomen de Naruto, a un lado del centro de su abdomen, y de lado a lado.

Debido a eso, no reaccionó cuando el puño de Naruto se estrelló contra su rostro, enviándolo por el suelo hacía Koneko, que lo detuvo, pero no quitó su mirada del rostro de Naruto.

No había hecho la más mínima mueca. No movió su rostro ni su cuerpo con algún signo de dolor.

Naruto retiró la espada lentamente, y con pura fuerza bruta, la rompió en pedacitos.

“Deben aprender a soportar el dolor. No importa que te atraviesen, apuñalen, quemen, aplasten, electrocuten, te ahoguen, te rompan los huesos… No vas a ganar si dejas que un poco de dolor te detenga”.

La camiseta de Naruto se rompió cuando hizo fuerza, expandiendo levemente sus músculos hasta volverlos a su forma original.

Y ahí lo vieron.

Una mezcla de fuego naranja y negro cerró la herida, sin dejar cicatriz.

Vamos a dejarnos de idioteces”.

La voz de Naruto salió en un susurro, e incluso así, Kiba y Koneko lo escucharon.

El escalofrío que recorrió la columna de ambos los hizo afirmar su postura, a pesar del dolor de sus músculos y huesos.

Naruto hizo una extraña pose con las manos, y una gran concentración de magia se sintió por unos segundos, antes que esa misma se encierre alrededor del pelinegro.

Koneko y Yuuto vieron la boca de Naruto moverse, como si hablase para el mismo.

Un potente brillo los cegó, forzándolos a cerrar los ojos.

¿Otra vez? ¿Qué planeas ahora?

Cuando el dúo abrió los ojos, quedaron entre impresionados y curiosos al ver un fénix de 5 metros… Un fénix.

“Vamos a hacer el entrenamiento marca Satanás”.

Lo vieron.

Un brillo malicioso en los ojos del Fénix, como si supiera que significaba eso.

Luz de Lujuria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora