Capítulo 10.

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[Hogar de Naruto – Domingo, mañana]

Asía miró atentamente a Naruto, que estaba usando sus manos para una demostración de como podría mejorar el uso de su poder.

“Debes aprender a controlar tu energía. Hacer un uso más eficiente y preciso de la misma sin necesidad de recurrir a un gasto innecesario”.

En la mano de Naruto se formó una pequeña llama naranja, que creció hasta tener el tamaño de una pelota de fútbol y luego bajó hasta ser apenas del tamaño de una uva, hasta que desapareció al Naruto cancelar el hechizo 

Debido a que eran cerca de las 10 de la mañana, ambos estaban afuera, en el patio y cerca de la piscina. Naruto invocó un libro y se lo dio a Asia, que lo agarró y leyó el titulo.

“Como volverte un poderoso mago en simples pasos”.

“Curiosamente, ese es el nivel básico. Antes de ir a la academia, podrías aprender todo lo teórico de ese libro, y luego haremos algo práctico”.

Asía movió la cabeza en afirmación, sonriendo felizmente.

Poder hacer un mejor uso de su poder para curar más seres era un deseo que tenía, pero no tenía quién la ayude.

“Buenos días~”

La voz somnolienta pero satisfecha de Afrodita se escuchó, cuando Naruto se sentó, viendo a la rubia mayor sentarse en su regazo con sus piernas hacía fuera, abrazar su cuello y darle un beso cariñoso correspondido por Naruto, que abrazó su cintura y la apegó un poco.

Asía giró la cabeza, tapándose el rostro con el libro. Sin embargo, lo bajó un poco y miró, viendo por unos segundos el beso cariñoso de ambos, antes que se separen y ella finja hacerse la distraída, fallando miserablemente.

“¿Has dormido bien?”

“Bien es poco, mi vida”.

Ambos se dieron un corto beso, antes que Afrodita vea a la monja rubia, ahora vestida con ropas más casuales.

“Buen día, Asía. ¿Cómo estás?”

La rubia más chica miró a la diosa y tartamudeó un poco, antes de bajar la cabeza como una leve reverencia.

“Buen día, Lady Afrodita. Estoy b-bien”.

Afrodita se levantó del regazo de Naruto y asintió, viendo a la pequeña monja con suavidad.

“No hace falta que seas tan formal. Vamos a vivir juntas por un largo rato, así que solo llámame Afrodita”.

Naruto sonrió con diversión, viendo a la monja sonrojarse y asentir algo avergonzada.

Afrodita miró a Naruto, que asintió con la cabeza, como si entendiera que iba a preguntar.

La diosa entró a la casa, y Naruto giró su cabeza para ver a Asia, que empezó a leer el libro desde el índice.

“¿Quieres comer carne a la parrilla o al horno?”

Asía parpadeo, y miró a Naruto con sorpresa. El pelinegro la veía con serenidad, esperando la respuesta de la italiana, que empezó a tartamudear un poco.

“Eh… Y-yo… A la parrilla está bien”.

Naruto asintió, levantando su pulgar antes de levantarse y empezar a caminar hacía dentro de la casa.

Asia se quedó en su lugar, viendo la espalda de Naruto con curiosidad, sorpresa y confusión.

‘¿Tomó en cuenta mi… Decisión?’

Luz de Lujuria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora