Capítulo 25.

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En el tiempo que los Siete Pecados Capitales existían, hubo una época que significó el inicio de la Gran Guerra Bíblica. La mayor guerra en la historia de la mitología, que estuvo en el ojo de todo el universo desde el inicio hasta el fin.

Una guerra que, tras miles de años, acabó con Dios y los Siete Pecados Capitales.

Los herederos de los Siete Hijos del Infierno eran la esperanza del oscuro mundo que era el Inframundo bíblico.

La esperanza de que esos herederos cumplan con lo anhelado por los originales.

La dominación mundial.

De Siete, solo seis siguieron en pie cuando uno de ellos cayó, y no quedó rastro de su sangre. Nadie sabe de que murió, ni cuando, sólo que su presencia desapareció del mundo.

Luego, quedaron 5, cuando en un intento de ataque sorpresa al Cielo, uno fue eliminado.

Solo quedaron los herederos de Lucifer, Asmodeus, Leviathan, Beelzebub y Belphegor quedaron.

El heredero de Belphegor decidió alejarse de los otros cuatro herederos, y esos mismos 4 fueron el foco del cambio.

Pero ellos no eran el foco que debían poner.

De esos cuatro herederos, 3 murieron a manos de las principales armas del pueblo en el Inframundo que se puso en su contra.

El otro no le importaba si le quitaban el lugar, y se fue.

Los hijos de esos herederos estaban molestos. Se fueron al lugar más oscuro del Inframundo, y se escondieron ahí por siglos, esperando el momento.

Fueron más de 400 años antes que todos hayan sentido que sus objetivos podían ser cumplidos.

El nieto del primer Pecado de la Lujuria tuvo un hijo con una mujer humana.

Un hijo que al nacer no lloró, y que abrió sus ojos a los pocos segundos. Una estrella de seis puntas rosa brilló en sus ojos, y las enfermeras habían caído al suelo con sus piernas temblando, con expresiones retorcidas de dolor y placer.

Un mestizo que nació con el Don de Asmodeus.

El Pecado de la Lujuria.

Su padre, lejos de estar orgulloso de haber creado al espécimen que podría hacer posible la recuperación del gobierno de los descendientes originales, se enfureció.

¿Cómo podría un mitad demonio mitad humano heredar tal poder? ¿Un poder que le debía pertenecer a él?

El heredero principal de Lucifer evitó cualquier chance de que el chico muera, al igual que su madre.

Lo entrenó con puro sadismo y dolor, pero eficiencia. El padre le hizo lo mismo.

Cuando ese chico creció, tuvo que hacerse adulto antes de siquiera llegar a la adolescencia.

Y una vez llegada la misma, se fue.

Y hoy, tras mucho sufrimiento, mucho mal, mucho amor y bien…

Está aquí.

…….

Naruto abrió lentamente sus ojos. La luz no evitó que quedé ciego, y solo se quedó con la mirada perdida.

Unas suaves y tersas manos estaban en su cabello, con las yemas de los dedos acariciando su cuero cabelludo con cuidado y cariño.

Su cuello y el resto de su cabeza estaban descansando en una piel delicada, tersa como las mismas manos. Naruto podía sentir el olor a naturaleza mezclado con el olor femenino natural que conocía y tanto le gustaba.

Luz de Lujuria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora