Prólogo

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Título: Robinactive

Pairing: Acá todo es shippeable, no se juzga ni se discrimina.

Raiting: PG-13 (Escenas románticas y muy pasionales.)

Summary:Todo empezó cuando Robin ganó una beca a una prestigiosa escuela de artes en Nueva York. Después todo se salió de control. Una chica apenas entrando al mundo frio y calculador de los adultos debe luchar por estudiar lo que la apasiona y por evitar a la gente más indeseable del lugar. Después de todo, nadie dijo que seguir tus sueños era facil.

Disclaimer: Historia de ficción cien por ciento original. Cualquier copia será considerada robo de propiedad intelectual. Si desea compartir y/o publicar este historia en otro sitio consultar antes de realizar esta acción.

Notas: Esta es una historia co-escrita entre tres autoras. IsadoraS8, Robinlikeaster y JCollado. Cada escritora escribe un capitulo en el orden dado. La historia trata sobre temas adolescentes y sí es sensible a escenas subidas de tono se recomienda no leer. A continuación están los links de los respectivos perfiles:

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Prólogo

Sus delicadas manos envolvían firmemente el áspero mango de la maleta burdeo. Ayer se había realizado cuidadosamente la manicure para adornar sus uñas de un calipso, buscando distraer sus pensamientos de su partida próxima.

"Así que ha llegado el día"

Declaró la señora de cabello caoba que le llegaba hasta el hombro. Cargaba un niño rubio que se removía inquieto en sus brazos, incapaz de comprender lo que sucedía a su alrededor.

"Si..."

La joven de cabello ébano agachó la mirada. No estaba lista. Era muy joven aún para estas cosas; pero la decisión estaba tomada y no había forma de regresar el tiempo.

"Robín, mírame" Habló la madre obligando a la chica a hacer contacto visual "Yo tampoco quiero esto, pero es lo mejor para ti...para nosotras. Te han ofrecido una oportunidad única y no permitiré que la desperdicies, tienes demasiado talento para perderlo y sé que si te retengo en Chile no podrás desarrollarlo"

"Lo sé, mamá"

Los ojos de Anne absorbían cada mínimo detalle de su hija para grabarlo en su memoria. Robin siempre había sidodemasiado bonita; una chasquilla enmarcaba su delicado rostro de muñeca, negros cabellos contrastaban con su blanca tez resaltando las finas facciones de la chica, y sus finos labios, en los que cada vez las sonrisas escaseaban más, poseían un rosado tinte. Sin embargo, nada se comparaba con sus ojos: un iris rodeado de un miel intenso con unas largas pestañas enmarcando la mirada, hacían los ojos de Robin uno de los más lindos que sus propias pupilas cafés habían jamás conocido. Eran únicamente comparables con los del padre.

A Anne nunca le extraño el increíble arrastre que Robín tenía con el sexo opuesto pero nunca le preocupó, su hija solamente tenía corazón y ojos para sus libros. Contuvo su aliento evitando las lágrimas que amenazaban por salir consiguieran su objetivo, el saber que no vería a su hija hasta un buen tiempo destrozaba su corazón.

"No sabes cuánto deseo que las cosas hubiesen sido diferentes entre nosotras, pero no lo fueron. Lo hecho está hecho, Robin. Sé que no podré jamás cambiar todo el daño que pasaste por culpa de tus compañeros, de... bueno no creo que siquiera valga decir su nombre, de la sociedad, de mí. Me mata recordar todas las horribles cosas que te dije e hice y quiero que sepas que ahora que estoy consciente de mis actos. Jamás te haría pasar eso de nuevo" La respiración de Robin se volvió irregular. Nunca creyó que escucharía esas palabras de la boca de su mamá. Era como un sueño "Recuerdo que tú y yo solíamos ser tan unidas" Anne sonrió recordando todos los bonitos momentos junto a su hija "Es difícil entender que fue lo que pasó, pero quiero que tengas algo muy claro: no fue ni es tu culpa. Nunca lo será. Yo... yo lo siento, Robin. Por favor, perdóname."

Por favor, perdóname

Lagrima, tras lágrima, inundaron los mieles ojos al tiempo que rodeaba a su madre en un abrazo que recordarían siempre. Esas palabras eran demasiado perfectas para su cerebro, no estaba preparada para eso, menos aún consiente de que debía marcharse al avión dentro de unos minutos.

Con apenas 5 años, el rubio las observaba confundido sin poder entender que tenía a sus parientes tan amargadas. Se sentía frustrado, no le gustaba ver a las personas llorar ¿Por qué no podían sonreír? En sus programas la gente estaba siempre feliz y así debía ser.

"Mami" sus pequeñas manitos agarraron la morada tela de la chaqueta de Anne "¿Mami, que pasa?"

Ambas sonrieron débilmente tratando de ocultar la tristeza a los ojos del niño.

"Nada, Thomas. Ve a comparte un dulce, cariño"

Thomas recibió las doradas monedas y se encaminó inseguro a la máquina de chicles. Madre e hija observaron al pequeño alejarse con sus cortos pasitos. Robin lo amaba más que nada en el mundo y no se imaginaba su vida lejos del niño de dorada cabellera.

"Los pasajeros del vuelo 305 rumbo a Nueva York por favor dirigirse al check in"

"Esa soy yo" Los brazos de Anne aún sostenían débilmente a la chica, negándose a dejarla ir "Escúchame, yo también deseo que las cosas no se hubiesen desarrollado de la forma en que lo hicieron, pero eso ya paso. Necesito que cuides de él no dejes que nada le pase ¿Ya? Y también, por ningún motivo te dejes caer en la oscuridad de nuevo, mamá. Thomas te necesita."

Ambas manos sostenían cada hombro de su madre forzándola a escuchar, a entender.

"Lo prometo"

"Te informaré como va todo"

Se inclinó para abrazar nuevamente a su progenitora. El contacto era impropio de su relación y Robin se negaba a desaprovechar la oportunidad, había soñado muchas veces con sentir los protectores brazos de su madre rodearla tiernamente. Pero los brazos de Anne eran lejos de ser protectores, y la rodeaban torpemente ajena a las demostraciones de cariño. Robin, por su parte, no se quejó, sabía que no podía aspirar a más.

Depositó un suave beso en la mejilla de Anne, y se alejó únicamente para poder sostener a Thomas una última vez.

"Más vale que te portes bien pequeño diablillo. Cuida de mamá por mi" Asintió decidido estrechando a su hermana junto a él "Te quiero, Tommy"

"¿Cuando vuelves, Robin?"

"Dentro de muuuucho tiempo ¿Te he dicho que te extrañaré como loca?"

"Sí, yo igual te quiero"

Aspiró el olor de su hermanito una vez más para devolverlo al suelo. Desordeno sus cabellos rubios con su mano sabiendo lo mucho que Thomas lo odiaba. Robin largó una suave risa al ver la mueca de su hermanito. Vestía un pequeño suéter rayado, jeans y diminutas zapatillas.

Thomas podría ser un dolor de cabeza algunas veces pero ese día lucía simplementeadorable.

Los miró una vez más. Dios ¿Que iba a hacer sin ellos?

"Adiós, los quiero"

Tomó sus maletas y se dispuso a seguir su camino.

"¡Robin!" Robin volteó su cabeza haciendo que sus negros cabellos danzaran en el viento. Su madre la tomaba desesperada del brazo mientras que su mano libre acariciaba su mejilla derecha "Te amo, estoy muy orgullosa de ti. Nunca lo olvides"

"No lo haré. Yo también te amo, mamá"

Con una última mirada madre e hija intercambiaron todo lo que las había separado durante tantos meses. Compartieron esas peleas, insultos, dolores, llantos, sufrimiento, arrepentimiento... pero por sobre todas las cosas, compartieron el amor mutuo. Y Robin sintió por fin lo que su corazón espero arduamente: el amor de su madre.

Una sonrisa genuina adorno sus rostros, una sonrisa que solo aparece con la felicidad del ser perdonado.

Anne siguió la figura de su hija por los corredores hasta perderla entre la apurada multitud. En silencio sentía las lágrimas humedecer sus mejillas, era una madre horrible. Los errores que había cometido contra su única hija eran demasiados como para nombrarlos. La había obligado a crecer mucho antes y eso jamás se lo podría perdonar a ella misma. Pero su hija había aceptado sus disculpas y ya no sentía carga alguna que impidiera dejarla ir.

Cerró los ojos deseando fervientemente que todo saliese bien en este viaje por la beca, para darle a su hija la oportunidad que nunca tuvo de empezar de nuevo.

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