Capítulo IV

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Capítulo IV 

 

La luz del sol entra por las ventanas e iluminan el rostro de Robin, obligándola a despertarse. Lo primero que ella se da cuenta es que no es su habitación, lo segundo es que no está sola. Hay otra persona durmiendo a su lado, ella no le puede ver el rostro.

La chica recorre la habitación con la mirada y es definitivamente una habitación de chico. Hay ropa interior en el suelo y libros y cuadernos por todos lados.

Hay ropa interior en el suelo. Oh por dios.

Robin intenta recordar lo que ocurrió ayer, pero no hay mucho. Se lleva las manos al rostro y suelta un sonido de frustración. Que hiciste, Robin. Recuerda la música, el sonido apagado de las conversaciones. Recuerda bailar con Alphonse, y recuerda el Bar y a Peter…

Peter

La chica mira a la persona y piensa que es una broma, una muy mala broma. No puede respirar y no puede pensar claro porque esto no está pasando. Pero al mismo tiempo cual es la razón de la falta de ropa del chico de pelo café oscuro durmiendo a su lado.

Vamos, R. Piensa.

El chico hace un ruido y R se pregunta si debe salir antes de que él despierte o si eso es de mala educación. ¿No hay un manual para estas cosas?

“Buenos días, preciosa” dice Peter, R no se atreve a mirarlo; se queda sentada en la cama mirando al frente. “¿Dormiste bien? “Pregunta con una sonrisa en su rostro.

Robin lo mira con confusión y él puede ver las preguntas comenzando a formarse. “Yo… Yo debería irme” dice finalmente parándose.

Se pone su polera, sus jeans y sus zapatillas ante la mirada predadora de Peter. “¿Tan temprano?”

R lo ignora y busca su celular. Peter se levanta de la cama y ella evita mirarlo. Al menos tiene la decencia de ponerse ropa interior. “¿Buscas esto?” y el bastardo tiene una sonrisa en el rostro y su celular en la mano.

“Gracias” pero él no deja a R alcanzarlo. Se aprovecha de que él es alto y Robin no lo es. “¿Cuántos años tienes? ¿Cinco?”

“¿Qué no has escuchado? Vengo de Nunca Jamás. Se supone que no crezco”

Robin no tiene tiempo para esto y sólo quiere salir de la habitación. Quiere llegar a su cama y olvidarse de que alguna vez vio a Peter y a mini-Peter.

“¿Sabes qué? Quédatelo” con eso abre la puerta y se retira de la habitación que huele a perfume, a humo.

Robin no puede alejarse lo suficientemente rápido caminado así que empieza a correr. No para hasta que ve el número 214 grabado en la puerta donde estaba su habitación. Pero hay un problema, no tiene las llaves. Peter probablemente también se las quedó. Intenta tocando pero sabe que nadie va a responder. Es temprano y Liv no despierta ni con el fin del mundo.

No sabe qué hacer, y no tiene muchas opciones. Sólo quiere cavar un hoyo de 6 metros y esconderse ahí de por vida. Esta rogando porque nadie la haya visto salir de la habitación de él.

Se esconde en uno de los baños hasta que es hora de desayuno, y es por seguro que Olivia va a estar despierta por entonces.

Robin sale del baño, vuelve a golpear la puerta. Nadie abre y ella se está comenzando a sentir desesperada. Vamos, Liv.

Corre hacia la cafetería y puede ver donde sus amigos están sentados. Comienza a caminar lentamente hasta la mesa, aparentando tranquilidad. Alphonse es el primero que la ve, preocupación en su rostro.

R se pregunta qué tan mal se ve. Está ocupando la misma ropa de ayer, por lo menos se deshizo del maquillaje.

Se sienta al lado de la rubia, quien apenas reconoce su presencia.

“Mira quien decidió aparecer” dice Liv. Su tono plano, indiferente.

“¿Dónde estabas?” decide preguntar Alphonse. Robin no sabe que decir, ni que palabras ocupar. Se muerde el labio y lo mira. “¿Robin, qué ocurrió?”

“Ese es el problema. No lo sé”

“Probablemente revolcarte con el señor soy-un-chico-malo-mírenme te borro la memoria” y ahora R puede sentir el veneno en la voz de la chica.

“¿De qué hablas, Liv?” Si Al estaba confundido ahora está absolutamente perdido.

“Eso no fue lo que pasó” se apresura en negar Robin.

“Oh, por favor. Entonces qué hiciste en la noche. Te vi irte con él, R.” Olivia la mira buscando respuesta en los ojos miel de su amiga. “Somos tus amigos, no nos mientas” su tono ya no como él de antes, es más triste.

“Créeme, eso no fue lo que paso. “ Olivia se ve como que la va a volver a interrumpir pero Robin se adelanta. “Sí, estuve en su habitación, pero eso no paso”

“¿Estuviste con Peter? Robin, están las malas decisiones y tus decisiones”

“Lo sé, Al” le replica ella.

“Podrías haber respondido el teléfono, R.” la rubia ahora está mirando a su plato y no a Robin.

“Peter lo tiene, también las llaves de la habitación.”

¿Qué él qué? Dime que es una broma” Robin le responde a la otra chica escogiéndose de hombro. Eso parece hacerla frustrase más. “Oh, no. Tú vas a ir recuperarlas. No quiero ni saber…Arg” con eso la chica toma su bandeja, la bota y se va de la cafetería.

Alphonse se encuentra extrañamente callado, jugando con su comida. Le da una extraña sonrisa a su amiga antes de pararse e irse. Dejando a R sola.

Al otro extremo de la cafetería Peter la observa y Robin puede ver la molesta sonrisilla que adorna los delgados labios del chico.

Peter le guiña el ojo y ella se pregunta en qué clase de enredo de metió.  

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