Robin se tiró en su cama y abrazo su almohada apenas entró a su dormitorio. Durante 8 o más horas, ella no estaba segura, había aprendido de primera mano porque todos deseaban entrar a la Academia.
Recién era el primer día oficial y ya tenía unas tres tareas y un proyecto que entregar durante la semana. Todo esto hacía la preguntarse si había hecho la decisión correcta. Era una buena oportunidad pero el problema era que ella no sabía si lo iba a lograr.
La chica se quedó dormida escuchando el tictac del reloj y despertó cuando sintió a alguien abriendo la puerta.
“Estaba pensando, desde que llegaste que no sales de la residencia…” sintió que decía la voz de Liv.
“¿Y…?”
“Según Liv no sabes lo que es ‘La verdadera experiencia de ser un joven adulto’ hasta que conozcas la cuidad por completo” ahora es Alphonse el que entra por la puerta y le sonríe.
“Así que levántate, vamos a salir” la chica la está tirando del brazo y Robin no tiene tiempo de responder.
“¿Estás loca? Tenemos mucho trabajo y-“
“¿Me estás diciendo que no?” la voz de la rubia cargada con un dramatismo falso “Nadie le dice que no a la reina de no sé qué, vamos levántate”
Robin mira a Al, pidiéndole ayuda y él solo se encoge de hombros. Así que Robin se ve resignada a salir con el par.
Peter está concentrado en su proyecto, editando unas escenas de un video que debían hacer, así que no nota cuando su compañero de habitación se levanta y le quita sus audífonos. Peter deja de prestar atención a las imágenes y suspira, él sabe que no puede realmente amenazar al otro chico. Probablemente era la única persona que no se sentía intimidada con él.
“¿Todo bien?” pregunta Terry, con una ceja levantada.
“¿Qué quieres?”
“Te estaba preguntando acerca de la chica que vino el otro día”
“Creí que no te interesaba mi vida”
Con eso Terry suelta una carcajada, sentándose en el escritorio. “Claro que no, me interesa la chica. Quiero saber quién es. Es decir ¿Por qué alguien querría hablar contigo?”
Peter se queda pensando, se saca sus lentes y se refriega los ojos. Terry lo sigue observando como un gato a un ratón. “¿La verdad?” Terry asiente “No sé quién es”
“Ohh… ¿Entonces, porque tanto problema por una chica que no conoces?” El chico tiene la cabeza apoyada en la silla y lo mira más atentamente.
“Ese es el problema. No sé quién es pero…”
“¿Pero qué?” lo alienta Terry.
“Creo… creo que la conozco”
El ruido de los autos y las luces de los anuncios hacen ver a la cuidad viva, alegre y vibrante. Su corazón quiere escapar y Robin sólo quiere correr. Una sonrisa enorme aparece en su rostro y de hace mucho tiempo que no se sentía tan libre.
Liv y Alphonse se miran y se ríen. Ellos también se sintieron así alguna vez. Alphonse de adelanta y toma a Robin de la mano, guiándola. El chico comienza a caminar más rápido y dejan a Liv atrás, quien sigue caminando con calma.
Innumerables calles y giros después se encuentran en una librería y Robin no puede respirar. Todo el lugar es maravilloso, las paredes son de un color verde musgo y están cubiertas por libros. Una sueva música suena de fondo, el espacio es acogedor y perfecto.
Robin mira a Alphonse, sin poder encontrar las palabras perfectas para describir cómo se siente.
“Pensé que te gustaría” dice el chico, como si no fuera la mejor acción que alguien ha hecho por ella en toda su vida.
La chica se adentra en la tienda con Alphonse detrás de ella. El chico le muestra sus libros favoritos y ella le devuelve el favor. Cada vez que Robin encuentra uno de sus libros lo apunta y tironea a Alphonse para que la siga. Parece como un niño en navidad. Robin nunca había sido tan ella hasta que piso ese lugar con Alphonse.
Al final la chica sale con tres libros nuevos y desconocidos cuidadosamente empaquetados. Alphonse compra solo uno, dice que para saborearlo mejor.
Para sorpresa de R, Olivia los estaba esperando afuera de la tienda con un café en la mano.
“¿Lo pasaron bien los tortolitos?” los dos se sonrojan ante el comentario de la rubia “Oh, vamos. Era una broma”
“¿Deberíamos volver a la residencia o quieres ver algo, Liv?” finalmente Alphonse decide cambiar de tema.
“De hecho, tengo que hacer algo en la cuidad. Vuelvan ustedes ¿De acuerdo?” y así se despide la chica sin esperar alguna respuesta. Ellos dos la miran alejándose.
El camino de vuelta es silencioso y completamente lo opuesto a cuando salieron de la residencia. De alguna manera, Robin siente que es lo correcto, así puede seguir disfrutando de la maravillosa tarde que acaba de tener.
Alphonse, por el contrario, parece estar complicado con algo. Caminaba mirando el pavimento, perdido en su propia mente.
Cuando llegan a la residencia se despiden rápidamente y cada uno se dirige a su dormitorio.

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La academia
Ficção AdolescenteTodo empezó cuando Robin ganó una beca a una prestigiosa escuela de artes en Nueva York. Después todo se salió de control. Una chica apenas entrando al mundo frió y calculador de los adultos debe luchar por estudiar lo que la apasiona y por evitar a...