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❝Déjame que te demuestre lo orgullosa
que estoy de ser tuya—Good for you.❞
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━━ ˓ ֹ 𖥻 PARA RHAENYRA, LA REINA ALICENT ERA UNA PAJARO ENJAULADO. En cierto punto se compadecía de esa que una vez fue confidente pero, no lo suficiente. Con el tiempo la honrosa doncella se cubrió de escamas verdes, tan afilada, peligrosa y venenosa, hubo un quiebre sin retorno.
Sin embargo, mantener una fijación hacia el buen portado Aemond Targaryen le recordaba a ella. Aunque existía una brecha entre el parentesco madre e hijo; podían ser pulcros, rectos, aun así lo Targaryen suprimía lo Hightower, de hecho, Aemond podía ser claramente un recuerdo de una juventud de ese tan apodado príncipe canalla.
— Entonces...— La oración de la dama de compañía se suspendió en el aire por breves minutos.— En conclusión de toda la conversación, ¿te gusta tu hermano, princesa?
Elinda Massey servía a la heredera al trono de hierro desde que posee memoria, aludiendo que dicha la amistad se fortaleció tras seguirla en la aventura de viajar por los reinos, si bien, la joven temía volar a lomos de dragones fue osada en acompañar a su señora. La moza guardaba los oscuros secretos de la princesa, e incluso apuntaba que ella podía destruir la armonía de la casa del dragón con una sola insinuación si quisiese.
— ¿Es demasiado raro? — Cuestionó juguetonamente mientras frotaba con delicadeza los anillos que disponía en las manos.— Es un niño.
Un suave »Mmmm« armonizó el sitió e hizo un gesto de pensar.
— Un hombre, mi señora.— Respondió sin tapujos.— Era un crío cuando abandonaste la fortaleza ahora, maduro lo suficiente y si mis predicciones son ciertas, el príncipe la estuvo esperando... o dime, ¿por que no se comprometió si la edad ya se lo permite?, mejor aun, ¿por que la nombre reina de amor y la belleza además la consoló en sus angustias con Lady Laena?
Rhaenyra se frotó las cienes, confundida. El ultimo encuentro con Aemond Targaryen había desatado a una fuerza sin retorno o por lo menos así lo exigía el deseo que invadía el cuerpo. Observó el panorama tan desolador; el mismo aposento que conservaba desde juventud, desordenado, caótico, sin compañía o cuando la tenia solo se transformaba en pasajero. Todos continuaban y ella seguía allí, en el medio, sin devoción en desposar u querer formar una familia debido al temor indiscutible.
