twelve. i still love you, i promise

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O12 | I STILL LOVE YOU, I PROMISE

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O12 | I STILL LOVE YOU, I PROMISE

Vanessa se despertó temprano, la luz del amanecer apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas de su habitación. Se sentó en la cama y se tomó un momento para respirar profundamente, intentando calmar los nervios que revoloteaban en su estómago. Tenía un nudo en la garganta al pensar en lo que podía pasar ese día en la escuela. Desde el beso con James en la gala, él no había respondido a ninguno de sus mensajes, y la incertidumbre la estaba consumiendo.

Se levantó y se dirigió al baño. Lavó su rostro, el agua fría ayudando a despejar un poco su mente. Mientras se cepillaba el cabello, no pudo evitar que sus pensamientos volvieran al momento en el sótano, a la cercanía que compartieron y a la conexión que ambos tenían.

Una vez que estuvo lista, bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, donde encontró a Theodore y Alfred.

—Buenos días, señorita Vanessa —la saludó Alfred con una sonrisa, mientras preparaba el desayuno.

—Buenos días, Alfred —respondió Vanessa, forzando una sonrisa.

Al notar algo extraño en el tono de voz de su hermana, Theodore levantó la vista de su teléfono y la observó con atención.

—¿Estás bien? Pareces un poco... Preocupada.

Vanessa suspiró, sintiendo que no podía ocultar sus emociones frente a su hermano.

—Es James. Desde el beso en la gala, no ha respondido a ninguno de mis mensajes. No sé qué pensar.

—Tal vez esté ocupado o tenga alguna razón. No saques conclusiones precipitadas —el menor murmuró.

—Lo sé, pero es difícil no pensar en todas las posibilidades

—Solo dele tiempo —sugirió Alfred con amabilidad—. A veces, las cosas no son lo que parecen.

Vanessa asintió, pensando en sus palabras. Mientras desayunaban, intentó distraerse con la conversación sobre los planes del día y las últimas noticias de la escuela, pero su mente seguía volviendo a James y a la incógnita de lo que sucedería cuando lo viera.

Finalmente, llegó la hora de irse. Con el corazón acelerado, Vanessa subió al auto que los llevaría a la escuela. Mientras el paisaje pasaba rápidamente por la ventana, intentó calmarse recordando las palabras de Theodore y Alfred. No podía prever lo que sucedería, pero estaba decidida a enfrentar el día con la mayor dignidad y fuerza posible.

Al llegar a la escuela, tomó una profunda respiración y se dirigió hacia la entrada, preparándose mentalmente para lo que estaba por venir. Sabía que no podía evitar a James para siempre y que, tarde o temprano, tendrían que hablar. Pero por ahora, lo único que podía hacer era enfrentar el día y ver qué sucedía.






































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