4. Monstruo marino

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Día 4: Otras criaturas.

Ya debería irme, a esta hora vas a la playa ¿No?-dijo Raditz mientras hablaba con Vegeta, los dos estaban en el balcón de su habitación que tenía vista al mar. Habían estado bebiendo batidos de fruta allí ya que Raditz había decidido visitarlo al saber que ese día no debía trabajar.

Sí, dentro de poco iré. Todavía no he terminado con lo que estaba investigando-respondió Vegeta con naturalidad, aunque no estaba tan estructurado como siempre. El poder haber hecho contacto con la sirena le había dado algo de tranquilidad ya que al menos podría verla de nuevo alguna vez, aunque no sabía cuándo.

Él iba a la playa todas las tardes por si ella aparecía, así lloviera o hiciera frío solía ir al menos un rato en caso de que ella pasara por allí. Incluso miraba por la ventana algunos minutos en la noche ya que sabía que el cabello de ella podía resplandecer a esa hora, eso podía hacer que fuera más fácil encontrarla aunque no supiera la causa o el propósito de ese brillo.

Te ves diferente ¿Esta todo bien?-le preguntó Raditz, usualmente su amigo solía ser más tosco al hablar con él o con cualquiera. Creía que ese día había sido en el que había sido más amable con él desde que lo conocía.

¿De qué hablas?-preguntó Vegeta sin entender a qué se refería.

Nunca eres amable y hoy actuaste diferente, hablas más y no sé. Pareces feliz-opinó Raditz, a veces entendía que Vegeta pudiera ser un poco amargado. Usualmente su amigo estaba enfrascado en leer libros sobre fauna marina, ir a la playa solo y trabajar, pero parecía que algo había cambiado en él, aunque fuera algo sutil marcaba una diferencia.

No se de qué hablas-dijo Vegeta antes de darle un sorbo a su bebida- No es que me falte algo para serlo- agregó, Raditz asintió de acuerdo.

Si, es cierto, pero usualmente eres muy solitario. Tal vez no te haría mal tener compañía-opinó Raditz, Vegeta bufó al escuchar su sugerencia.

Bebe tu batido y cállate, estoy bien así- le aseguró, Raditz asintió e hizo lo que le dijo. Aunque no lo dijera había algo diferente en su amigo, era bueno ver que estaba bien de todos modos.

Una vez que los dos terminaron, Raditz se levantó para irse. Miró a la playa una última vez antes de despedirse de su amigo.

Nos vemos pronto, si quieres hacer algo llámame-le propuso Raditz- Aunque no se cuando es tu próximo día libre- dijo pensativo.

Yo te avisaré- respondió Vegeta, Raditz se despidió y entró en la casa para poder salir por el otro lado. Fue a abrirle la puerta ya que luego iba a preparar lo que llevaría a la playa ese día.

En cuanto entró a su cuarto luego de que Raditz se retiró, sintió que el suelo tembló por un momento. Miró confundido en todas direcciones ya que eso no era algo habitual ¿Había un terremoto?

Se dirigió a asegurar la ventana en caso de que ese fuera el caso, si había uno podría haber un maremoto que alcanzara su casa. Aunque estaba completamente asegurada debido a que la había hecho resistente a algo así cuando la había refaccionado, no quería correr el riesgo.

Cuando estaba cerrando bien la ventana, vio que algo que parecía ser grande a la distancia se asomaba en el mar. Aunque no tenía idea de qué podía ser.

Se decidió a salir para poder ver con más precisión, estaba solo en la casa debido a que le había dado el día libre a sus empleados ya que él se quedaría allí ese día.
Al asomarse por la ventana notó que aquella cosa que sobresalía del mar se hacia más grande y se acercaba más y más. No podía adivinar qué estaba sucediendo.

Se metió nuevamente para volver a salir por el balcón con sus binoculares, así pudo ver con precisión que lo que se estaba acercando era una especie de calamar gigante, pero él nunca había visto esa especie antes.

Gritos de SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora