5. La sirena maldita

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Día 5: Mar adentro/profundidad.

No voy a estar en la casa hoy -respondió Vegeta mientras hablaba por su teléfono.

Era bastante temprano y estaba en su barco ya que tenía el día libre, usualmente él era quien elegía sus días libres. No se tomaba tantos ya que siempre era muy estructurado con su trabajo aunque no era lo que más le gustaba hacer.

No estoy en nada raro, solo tengo planes- se excusó mientras hablaba con su madre.

Ella y su padre habían estado planeando visitarlo hace un tiempo, pero él había estado evitando verlos ya que solían ser algo entrometidos cada vez que se relacionaba de cerca con ellos.
Usualmente si se reunía con ellos su madre solía comenzar a ir a su casa más a menudo y eso no le agradaba demasiado.

Estoy bien- respondió Vegeta, apretó el teléfono entre su hombro y su oreja mientras levaba el ancla- Sí, si tengo almuerzo-respondió con cierto fastidio-No, le di el día libre a los empleados porque hoy no estoy en la casa- agregó.

Escuchó algunos segundos la voz de su madre mientras seguía con lo que hacía, terminó y respondió de inmediato.

Tengo planes hoy, puedo verlos en cualquier momento. No viven tan lejos- se justificó, aunque era cierto que los estaba evitando si tenía planeado desde antes pasar todo el día allí aunque estaba solo- Adiós, los veré luego- se despidió. Su madre no se oía muy contenta al teléfono, pero no es que le importara demasiado.

Llevaba un par de semanas sin ver a la sirena y realmente deseaba verla otra vez por más que no lo hubiera admitido ante nadie.
El hecho del calamar gigante no había hecho más que motivarlo a seguir explorando el mar en la medida que le fuera posible.

No entendía demasiado bien porqué el calamar podría haberlo ido a buscar a él. Su teoría era que era el único humano que el calamar había visto cuando llegó a la playa, aunque también le parecía raro que no había buscado algún otro en otra zona de la costa. Tampoco le parecía muy lógico que un animal marino que ni siquiera era conocido por la ciencia humana saliera a la superficie arriesgándose a morir.

El barco comenzó a navegar mientras él se servía café del termo que había llevado allí. Se sentó en la mesa que había armado allí para poder pasar el día en el barco, en esa ocasión había decidido ir solo debido a que podría ser peligroso que algo similar al calamar pudiera aparecer otra vez o que vieran a la sirena en caso de que apareciera.

Sacó su libreta y sus binoculares, para poder tomar algunas notas mientras observaba. Bebió un sorbo de café antes de usar sus binoculares, no parecía que hubiera nada inusual a simple vista. Aunque no se había acercado al borde del barco.

Hace dos semanas que no hay avistamientos-anotó Vegeta en su libreta, aunque estaba interesado por las sirenas en general siempre que pensaba en una pensaba en ella ¿Era solamente un sujeto de estudio para él?

Negó con su cabeza mientras trataba de concentrarse en lo que hacía nuevamente. Se sentía estúpido ya que a pesar de que sabía que ella era una criatura del mar extremadamente rara también sentía que se interesaba de más en ella ¿Qué le sucedía?

Desde que la conocía no podía comer, dormir o pensar sin recordarla al menos un momento. Nunca se había sentido de esa forma por nadie y ni siquiera había hablado con ella alguna vez. Era absurdo que le pasara algo así con una criatura con la que ni siquiera podía comunicarse convencionalmente.

Se encontró pensando en ella nuevamente, aquella sirena de cabello azul y escamas moradas brillantes. Por más que lo intentara no podía quitarse de la cabeza a esa mujer con cola de pez y una belleza sin igual.
Solo pensaba en verla otra vez, los momentos en los que había podido estar con ella habían sido muy pocos pero ansiaba que pudiera suceder otra vez aunque solo fueran cinco minutos.

Gritos de SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora