Aurora
—Te dije que sería una pasada partir el año aquí. —dijo Sofía entrando al local de Emma. No le faltaba razón. El sitio estaba espectacular. Más que la última vez que lo visitamos.
Sofía se encargó de mezclarnos entre la gente para posteriormente comunicarme que debimos subir a un reservado para celebrar el final del año con su padre, Emma y sus amigos más íntimos.
Obedecí sin quejas y andamos escaleras arriba, saludamos a Emma y al padre de Sofía y nos colocamos junto a ellos.
Tenía mi copa de champagne en la mano cuando Sofía me dio un puente codazo y me indicó que mirara en una determinada dirección. Al hacerlo, pude ver a Carolina entrando junto a Aria y a otro hombre que tendría más o menos su edad.
—¡Carolina! —saludó Sofía eufóricamente. Pude notar como el rostro de Carolina cambiaba drásticamente.
—Buenas noches. —dije con una sonrisa de cordialidad.
—Buenas noches, chicas. —saludó Carolina. Posteriormente fuimos saludadas por Aria y los tres se acercaron para saludar a Emma.
—Oye, nadie me dijo que vendría. —aseguró Sofía.
—Tranquila, Sof, no pasa nada.
O eso quería creer. Pensaba que si me lo repetía una y otra vez, quizá se volviera cierto.
El hombre que se encontraba junto a ellas se presentó como un amigo y dijo llamarse Derek. Más su cercanía a Carolina me hacía sentir mínimamente incómoda. Podía ver como ambos reían, se abrazaban. E incluso durante un momento tomó a Carolina en sus brazos y comenzó a dar vueltas mientras ambos reían eufóricos junto a Emma y Aria.
—Deberías cambiar esa cara —me dijo Sofía sacándome de mis pensamientos.
—¿Qué cara? —pregunté como si nada.
—¿Por qué no te acercas y hablas con ella?
—¿De qué se supone que debería hablar con ella? ¿Del TFG?
Pude ver cómo Sofía rodó los ojos y tomó otra copa. Las ganas de marcharme me invadieron. Me molestaba tener esas reacciones cuando sabía que no sentía nada por Carolina. Ni si quiera entendía el por qué de mí molestia o incomodidad, pues tampoco había sabido nombrar el sentimiento que inundaba mi cuerpo.
—¿No bailas? —me preguntó Emma sacándome de mis pensamientos. Sin darme opción a responder pues tiró de mí y me unió al grupo de Carolina, Derek y Aria. El padre de Sofía y la misma no tardaron en unirse junto a Emma. Y no paraban de intentar que bailara con ellos. No es que quisiera fastidiar la fiesta a nadie. Pero mi cuerpo se había quedado completamente rígido. Por lo que tras una disculpa fingida me alejé un poco y me senté sola en un sofá del reservado algo alejado de la zona más concurrida por ellos.
Encendí la pantalla de mi móvil y comencé a deslizar en Instagram intentando que mi mente se centrara en cualquier otra cosa que no fuera la presencia de Carolina.
Mi paz duró poco, pues pasaron a penas unos minutos cuando sentí una presencia a mi lado. Y supe que no se trataba de Sofía cuando noté el olor del jazmín y el ámbar en el perfume que portaba.
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EL RADIO DE SUS OJOS
RomanceAurora, una chica de Seattle, no esperaba que su último año universitario en Toronto pusiera su vida patas arriba. Pero lo que solo sería un año más, de convirtió en la experiencia más importante de su vida. Carolina, una profesora española de prest...