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Carolina

Desperté con una sensación extraña en el cuerpo. Al incorporarme levemente me percaté del porqué de la misma. Aurora dormía lo que precia ser plácidamente con su cabeza apoyada ligeramente en mi hombro y su brazo al rededor de mi abdomen.
Recordaba perfectamente lo que había sucedido la noche anterior.

No quería huir, y me aterraba. Porque significaba que me gustaba más su compañía de lo que debería hacerlo. Aún así y contra mi propia voluntad. Decidí levantarme cuidadosamente para vestirme y abandonar la habitación cuanto antes.

—¿Vuelves a huir? —preguntó mientras me encontraba recogiendo mi ropa del suelo. Inevitablemente me giré sorprendida cubriéndome con las prendas que acababa de recoger.

—Aurora, yo... —traté de decir sin encontrar las palabras y sin saber si quiera qué quería verbalizar.

—Márchate si quieres hacerlo. Pero dadas las experiencias que ya tenemos creo que puedo afirmar que huir no da resultado.

—Aurora, esto que hemos hecho está mal.

—¿Por qué está mal? Estoy harta de volverme loca. Me gustas y sé que te gusto. ¿Cuál es el problema?

—Que soy tu profesora, nuestra diferencia de edad, la moral...

—No me llevas tantos años, no eres tan vieja. —dijo. Y no pude evitar que mi boca se abriera ante el modo en que artículo la frase.

—¿Se supone que debo darte las gracias u ofenderme?

—Ya sabes a qué me refiero. —dijo incorporándose. —Te gusto y alejarnos solo nos ha hecho desear más esto.

—Ojalá lo viera tan fácil. —dije recogiendo mi sujetador que había aterrizado en la mesilla de noche. Pero cuando estiré la mano para cogerlo, ella tomó mi muñeca y tiró de mí dejándome sentada en la cama a su lado. —Aurora. —me quejé. —Debería vestirme.

—No hay nada que no haya visto. —dijo. —Quédate. Pediré el desayuno.

—Esto no está bien.

—Quizá, pero no podemos hacer nada peor de lo que ya lo hemos hecho a si que... ¿Por qué no disfrutar? ¿Qué quieres de desayuno? —preguntó. Y no sé cómo lo hizo pero logró convencerme.

—Un bagel de salmón y aguacate. ¿Te importa que use el baño?

—Todo tuyo. —sonrió. —¿Te quieres duchar? ¿Necesitas algo de ropa? He traído de más. —me dijo sacando su maleta del armario y abriéndola.

—¿Me dejas unas camisa? —pregunté.

—Claro. Puedes traer tus cosas, si quieres. —dijo tímidamente. Y es la primera vez que veía algo de timidez en su semblante desde que había despertado.

—¿Tienes cómo volver?

—Sofia ha traído el coche. Aunque deduzco que querrá pasar el día con su padre a si que encontraré algo que hacer. —dijo tomando el teléfono para llamar al servicio de habitaciones.

—Traigo mis cosas, me cambio, desayunamos y te llevo. —dije poniéndome el mismo vestido que había llevado la noche anterior para recorrer el pasillo del hotel de vuelta a mi habitación.

—Hecho. —sonrió antes de que abandonara la estancia.

Caminé descalza rápidamente a través del pasillo para tratar de llegar a mi habitación lo antes posible sin cruzarme con nadie.

Creí que me cruzaría a Aria o Derek, o incluso a Sofía. Pero para mí sorpresa no fue así. Pude llegar. Meter todas mis cosas en el gran bolso que había llevado y abandonar la habitación rápidamente para volver a toda prisa a la de Aurora. Todo el proceso me llevaría a penas unos veinte minutos.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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