—Basta. Por favor.— Los ojos azules de Louis me miraban con diversión, entusiasmo y felicidad. Su sonrisa estaba plasmada en su rostro y las ganas de besarlo corrieron por todo mí cuerpo. La sensación en mí estómago al escuchar su risa era relajante, las pequeñas lineas que se formaban a cada lado de sus ojos, cuando sonreía o reía me hacía sentir feliz. Y por un segundo, por un pequeño segundo, pude sentir lo que es estar enamorada. Y era realmente bello, todo era simplemente magnífico, como un sueño hecho realidad. Pero, el tiempo pasa. Los segundos se acaban, y la felicidad que llega con este, también.
¿De qué sirve estar enamorada cuando la persona no siente lo mismo que tu? Entonces llega esa parte en donde, el amor no es solamente felicidad.
El amor era un arma, que podía matarte con simples palabras.
Amor no correspondido.
—Odio que me hagan cosquillas ¿bien?—. Dije, y él volvió a soltar otra carcajada.
—¡Amas mis cosquillas!
—No, las odio—. Sonreí, negando con la cabeza.—¿Oíste sobre el chico nuevo?—Pregunte, cambiando de tema.
Asintió.—Dicen que es un irlandés, y es muy sexy—. Su voz era divertida, y hubiera reído, pero en vez de eso, mis piernas temblaron al verlo guiñarme.
—¿Y tú como sabes?
—Las chicas están hablando de él a cada hora del día—.Rodó los ojos.—¡El chico ni siquiera ha llegado y ya es popular!—.Se quejó, mientras amarraba las cuerdas de sus zapatos.
Reí.— Tranquilo, no durará mucho; sabes como son las chicas. Sobre todo la hija del jefe, si él se mete con ella, adiós chico nuevo.
Louis negó con la cabeza.—Él no es solamente un chico, Hayley. ¡Es el sobrino del jefe!—Tragó duró.—¿Y-y si me despiden a mi, por quedarse con él?—. Mis ojos se abrieron y negué rápidamente con la cabeza.
—No digas eso, Louis. No pasará, ¿de acuerdo?—. Asintió, mirándome a los ojos.—Nadie es mejor que tú—. Susurré, lo suficientemente fuerte para que me escuchara. Entonces su sonrisa creció y envolvió sus brazos alrededor mío.
—No sabes cuanto te quiero, Hayley...—Su voz fue interrumpida por el sonido de una puerta abriéndose, detrás nuestro. Trágicamente, tuvimos que separarnos para observar quien había entrado.
Entonces, todo pasó.
Nuestras sonrisas crecieron al conectar nuestros ojos.
Los recuerdos golpearon mí cabeza como un jugador de boxing profesional.
Mí corazón latió con rapidez; demostrando su felicidad.
Y tal vez habían pasado dos segundos cuando mis piernas corrieron hacia el rubio que había marcado mi infancia. Y cuando me fundí en un gran abrazó con él, ambos gritamos.
—¡Hayley!
—¡Niall!
—Pero joder, mira cuanto has crecido—. Grito, riendo conmigo, sin embargo, nunca nos separamos.
—¡Mírate, Niall! Eres todo un hombre, grande y...¡No puedo creer que estas aquí!—. Nuestro entusiasmo, era obvio y crecía con forme los segundos corrían, al igual que nuestras risas. Y hubiera suponído que nuestro abrazo duraría muchísimo más, pero una voz carraspeó detrás, haciéndonos separar; sin embargo, Niall nunca quitó sus manos de mi cintura.
La mirada que Louis mandaba era meramente confusión, lo cuál hizo reír a Niall.
—¿Quién es ése, Hayley? No me digas que tú novio—. Niall hablo primero.