Narra Lucy:
Durante las siguientes dos semanas, esperé con impaciencia la llegada de Smith a la oficina, pero él nunca apareció.
Un creciente sentimiento de inquietud comenzó a instalarse en mi pecho.
Intenté disimular mi preocupación, pero cada vez que preguntaba a los demás sobre su paradero, me daban la misma respuesta evasiva.
Parecían reticentes a hablar del tema.
Finalmente, en una de mis insistentes consultas, el jefe me reveló la verdad: Smith había presentado su renuncia.
Al escuchar esa noticia, sentí como si un peso se hubiera instalado en la boca de mi estómago.
¿Acaso había sido mi culpa?
¿Mis palabras y acciones lo habían empujado a tomar esa decisión?
Un torbellino de emociones me invadió.
No lograba entender por qué me afectaba tanto su ausencia, por qué me resultaba tan inquietante no saber de él.
Traté de convencerme a mí misma de que no era mi problema, que Smith era simplemente un compañero de trabajo más.
Pero una vocecita en mi interior me gritaba que no era así, que había algo más entre nosotros.
Frustrada, me negué a aceptar esa realidad.
Tenía que mantener mi distancia, tal como le había dejado claro aquella noche en su apartamento.
Nosotros no teníamos nada, ¿O sí?
Con un suspiro de resignación, me forcé a dejar de lado esos pensamientos y a enfocarme en mi trabajo.
Después de todo, no era mi responsabilidad lo que le sucediera a Smith.
Él había tomado su decisión y yo debía respetarla.
Aun así, no podía evitar que la preocupación y la culpa me atormentaran de vez en cuando.
¿Estaría bien?
¿Habría encontrado un nuevo empleo?
¿Habría sido mi rechazo lo que lo llevó a tomar esa drástica decisión?
Sacudí la cabeza, tratando de ahuyentar esos pensamientos.
No podía permitirme distraerme con asuntos que no me concernían.
Tenía que mantener el foco en mi carrera y en mis propios objetivos.
Pero, en el fondo, una pequeña parte de mí no podía dejar de preguntarse qué había sido de Smith y si alguna vez volvería a cruzarse en mi camino.
Ya no podía aguantar la incertidumbre.
Decidí darle una visita a Smith en su casa.
Toque el timbre, esperando que me atendieran pero después de un minuto de espera comencé a desesperarme.
—¿Hola? —Preguntó una voz.
Volteé y vi a un hombre anciano saliendo del apartamento de al lado.
—¿Estás buscando a James? ¿Eres su novia? —Indagó él con una dulce sonrisa.
Me sonrojé levemente ante su incógnita.
—Eh... No, soy una... ¿Amiga? Creo... ¿Sabe porque no contesta? —Le pregunté y la expresión que puso el anciano me preocupó.
—No, ¿No te lo contó? —Yo negué, el anciano pareció consternado. —Él se mudo hace una semana.
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Ella tiene el control
RomanceJames Smith y Lucy Jones nunca se han llevado bien. Lucy es una mujer futanari frustrada por no poder conseguir una pareja que la tome enserió y la deje ser la activa. Y James esta profundamente enamorado de Lucy pero no puede evitar molestarla para...