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Narra Lucy:

Los siguientes días fueron una tortura para mí.

Me sentía completamente destrozada, sin saber qué hacer ni qué pensar.

Era como si el karma hubiera llegado a cobrarme por todas las decisiones equivocadas que tomé en el pasado.

Ver a James con esa mujer y ese niño había sido un golpe devastador, la prueba irrefutable de que él había logrado seguir adelante sin mí.

Mientras yo me había quedado atrapada en un pasado que ya no me pertenecía, James había rehecho su vida.

Tenía una familia, un hijo al que cuidar y amar.

Todo lo que yo había soñado tener con él.

Y yo...

Yo simplemente me había quedado atrás, aferrada a un amor que claramente ya no le importaba.

Las noches se convirtieron en un infierno, con imágenes de James y esa mujer atormentando mis sueños.

Despertaba sobresaltada, el dolor y la amargura consumiéndome por dentro.

Durante el día, intentaba mantener la compostura, fingir que todo estaba bien.

Pero Dereck notaba mi sufrimiento.

Intentaba consolarme, hacerme ver que todo pasaría, pero yo sabía que no sería tan sencillo.

James se había convertido en mi mundo, en mi todo.

Y verlo con otra persona, con una familia que no era la mía, era como si me arrancaran el corazón.

Luchaba por no derrumbarme, por no dejar que el dolor me consumiera por completo.

Pero a veces, cuando estaba sola, las lágrimas simplemente brotaban sin control, y me rendía a la desolación que me invadía.

¿Cómo iba a poder superarlo?

¿Cómo iba a poder mirar hacia adelante y aceptar que James ya no me pertenecía?

Era una lucha constante, un tormento que parecía no tener fin.

Y lo peor de todo, es que nadie podía entender realmente lo que estaba sintiendo.

Nadie, excepto yo.

Narra James:

Maldición.

Esto se había convertido en una situación de lo más complicada.

Odiaba tener que mantener las apariencias y aparentar que todo estaba bien, cuando en realidad me moría por desaparecer.

Lucy...

Ella era tan importante para mí, siempre lo había sido.

Pero me había jurado a mí mismo que nunca más volvería a pensar en ella, que borraría cualquier rastro de ese amor de mi vida.

Y ahora, aquí estaba, rompiendo esa promesa que me hice en el pasado.

Todo por culpa de este inesperado reencuentro.

Ver su rostro, el dolor reflejado en sus ojos, me partía el corazón.

Saber que había sido yo quien le causó esa sufrimiento me hacía sentir como la peor basura del mundo.

Maldije mi mala suerte, maldije el momento en que Raquel y Alex aparecieron en la boutique.

Ese fue el detonante que arruinó cualquier posibilidad que tuviera de poder lidiar con esto de una manera más controlada.

Ella tiene el controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora