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Narra James:

No sabía cómo actuar cuando ella se dirigió a mí.

Lo último que esperaba era tener que enfrentarme a Lucy Jones de nuevo, después de tanto tiempo.

Así que hice lo único que pude en ese momento: actuar con indiferencia.

Traté de mantener una expresión fría y distante, como si su presencia no me afectara en lo más mínimo.

Pero la verdad era que por dentro me estaba muriendo.

Todo mi ser imploraba por lanzarme a sus brazos y dejar que las lágrimas fluyeran libremente.

Quería gritarle, reclamarle por haberme abandonado, por haber roto mi corazón.

Sin embargo, me contuve.

No podía permitirme mostrar debilidad, no frente a ella y mucho menos frente a ese hombre que la acompañaba.

Tenía que mantener las apariencias, fingir que todo estaba bien.

Observé en silencio cómo su hermano escogía una falda para combinar con la blusa.

Lucy parecía incómoda, evitando mirarme directamente.

Y eso solo avivaba aún más mi dolor.

¿Acaso todo lo que habíamos vivido no significó nada para ella?

¿Fui tan fácil de olvidar?

Una parte de mí anhelaba poder acercarme a ella, tomar su rostro entre mis manos y obligarla a enfrentarme.

Necesitaba saber la verdad, entender por qué me había rechazado de esa manera aquella noche.

Pero la cobardía me detenía.

Tenía miedo de escuchar sus explicaciones, de que me confirmara que lo nuestro no había sido más que una aventura pasajera.

No podría soportarlo.

Así que me limité a mantener mi distancia, a fingir una indiferencia que estaba lejos de sentir.

Observaba en silencio cómo ella y su hermano ultimaban los detalles de la compra, deseando con cada fibra de mi ser que la tierra se abriera y me tragara.

Porque, a pesar de todo, seguía amándola.

Y verla allí, tan cerca y a la vez tan inalcanzable, era una tortura que no sabía cómo manejar.

Narra Lucy:

Después de unos cuantos intercambios de palabras entre Dereck y Smith, finalmente parecía que íbamos a poder irnos.

Pero justo en ese momento, la puerta de la boutique se abrió y por ella entró una mujer acompañada de...

Un niño.

Y ese niño me resultaba extrañamente familiar.

Al verlos, pude notar cómo el rostro de Smith palidecía visiblemente.

Algo en él había cambiado, como si esta inesperada llegada lo hubiera descolocado por completo.

—¡James! Siento haber tardado tanto, pero el pequeño Alex no quería perderse la hora de la siesta. —Dijo la mujer, acercándose a Smith con una sonrisa que me hizo sentir una amarga punzada en el pecho.

¿Acaso ellos eran...?

No, no podía ser.

¿Smith tenía un hijo?

¿Y con esa mujer?

Un torbellino de emociones se desató dentro de mí.

Sentí como si me hubieran dado un golpe en el estómago, dejándome sin aliento.

Ella tiene el controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora