Latidos de desconfianza

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《 Elsa 》

—¿Mentirme sobre qué, exactamente? — pregunté con el ceño fruncido, pero, en lugar de la respuesta que me hubiera gustado recibir, los trolls se miraron entre sí y acto seguido se comprimieron en rocas para luego rodar cuesta abajo a toda velocidad.

—¡No, esperen! — los perseguí lo más rápido que pude, pero entre más me adentraba en el espesor del bosque, mi vista era cada vez más limitada, hasta que finalmente los perdí por completo.

Me sostuve el puente de la nariz con frustración, los trolls estaban desaparecidos, otra vez.

Tengo que contarle a Jack.





《 Jack 》

En mi desesperación intenté nadar hacia arriba, pero una fuerza se empeñaba en hundirme cada vez más, pronto esa fuerza tomó forma de caballo: Nokk.

El espíritu del agua aparentemente quería ahogarme en Ahtohallan, seguí aguantando la respiración y cerré los ojos, hasta que alguien pronunció mi nombre.

—Jack Frost, necesito que me escuches— dijo una profunda e imponente voz.

"¿Qué? ¿Nokk puede hablar?"

—Lamento las circunstancias, pero mi voz solo es perceptible para los humanos si están bajo el agua. —explicó—Ahtohallan me reveló algo sobre la profecía de Eren y es muy importante que lo sepas.

"¿Conoces la profecía?"

—El agua tiene memoria, siempre supe de esa profecía, intenté evitarla pero... Ahtohallan me ha dicho que retrasarla solo hará que el futuro sea cada vez más catastrófico.

"¿A qué te refieres con eso?"

—Cada día que pasa, hace que la profecía tenga consecuencias más destructivas; tuve una visión, donde hay mucho sufrimiento, para Elsa y para las personas que ama. Tienes que decirle la verdad, antes de que sea demasiado tarde.

"No-no puedes pedirme eso, ella no merece ese destino"

—Sé que es duro, pero no hay forma de evitar una profecía, tarde o temprano pasará, y más vale que sea temprano.

"No voy a dejarla caer en la oscuridad, ni a ella ni a Arendelle."

—Jack, si no lo haces ahora, sus sufrimiento será peor y ni tú, ni los guardianes, ni los elementos vamos a poder hacer frente a lo que se avecina.

"No permitiré que eso suceda, la amo y voy a salvarla, tengo que salvarla"

—Debes decirle, o lo haré yo—amenazó con firmeza—tienes hasta el amanecer del día de mañana.

Quise hablar, pero las palabras no salieron de mi boca, mi estómago se revolvió con solo imaginar su reacción al decirle la verdad, con solo imaginar en lo que se convertiría por mi culpa.

No quiero hacerlo.

No quiero perderla.

No quiero que me odie.

"¿Por qué nos pasa esto justo ahora que somos tan felices?"

𝑬𝑳 𝑪𝑶𝑺𝑻𝑶 𝑫𝑬𝑳 𝑶𝑳𝑽𝑰𝑫𝑶  [𝐉𝐞𝐥𝐬𝐚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora