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Nuestro secreto y nuestra verdad

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Nuestro secreto y nuestra verdad


David Contaba los días ansioso por lo que planeaba hacer indudablemente la adrenalina corría por sus venas.

Convencer al rey George de que mandará la invitación fue fácil, ahora que aceptará el motivo no tanto su mi padre mostró retiliencia, pero consideraría las ofertas y sin duda le convenía un acuerdo cómo este.

Termina de acomodar los alimentos en la canasta que a hurtadillas se llevó de la cocina. Ensillaba el caballo el mismo, debía guardar la mayor discreción y no podía confiar en nadie para esta tarea.

En el establo se colocó una capa ocultando su dorada cabellera y una vez se montó en el corcel emprendió su camino con el corazón trastabillando por la incertidumbre aún no sabía si la reina iba a aparecer a su encuentro, pero conservaba dicha esperanza.

Comienza la cabalgata rumbo al bosque de Sherwood con cuidado de no ser visto y bajar la mirada ante los ojos curiosos que se encontraba en el camino.

Darle una especificación de dónde la vería sería un peligro tanto para el como para ella, pero el bosque tenía un sendero camino que unia ambas regiones en el algún si lo recorría lo suficiente la encontraría a la mitad.

El semental blanco cabalgaba a una velocidad moderada no quería levantar sospechas de ningún tipo un paso en falso y se resbalaria en la guillotina el era conciente de eso, pero era jóven y tenía esa sensación de que podía comerse el mundo de un sólo bocado.

Cuando se adentra a la espesa arboleda levantó la vista y veía continuamente a los costados aunque sabía que aquella morena iba a aparecer de frente.

Los minutos pasaron y el se acercaba cada vez más a los territorios de Leopold se comienza a desesperar por el paso de los minutos y la ausencia de ella hace que de la vuelta de volviéndose con una clara decepción en su rostro, pero a pesar de ello respeta su decisión.

Lentamente el animal retrocede sobre sus propios pasos hasta que el escucha un estruendoso galope a su espalda lo que lo hace llevar su mano a la empuñadura de su espada y voltear con las riendas y observa detenidamente como una capucha blanca se acerca en una montura de color caoba y fue ahí cuando reconoció al caballo que por nombre tenía Rocinante.

Se quitó la prenda que le cubría su cabeza para describir su rostro y el vió cómo la otra persona detenía la cabalgata de una manera muy ágil, definitivamente ella era una muy buena jinete.

Vuelve a cubrirse con la tela negra para adentrarse en los árboles y separarse del camino escuchó cómo seguía sus pasos y decidió apresurarse para hacer una pequeña carrera en la que su acompañante rápidamente lo alcanzaría y sólo se detiene cuando ve un lago atravesado por un camino de piedras ambos caballos se detienen.

Vuelve a cubrirse con la tela negra para adentrarse en los árboles y separarse del camino escuchó cómo seguía sus pasos y decidió apresurarse para hacer una pequeña carrera en la que su acompañante rápidamente lo alcanzaría y sólo se detiene cuand...

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—¿Has estado aquí antes?.— escucha la hermosa voz que lo tenía prendiendo de un hilo.

—Hace años antes de que los bandidos llegaran a estos bosques, eran el orgullo de la corona sumamente hermoso. A mí madre le encantaba recorrerlo— menciona con melancolía.

—¿Por qué lo descuidaron tanto?— pregunta poniendo su mano en su brazo para darle consuelo.

—la segunda guerra de los ogros causó estragos, las perdidas fueron incontables, necesitábamos dinero para abastecer el ejército y subimos los impuestos— asume también la responsabilidad aunque en ese momento estaba lejos de tener palabra en los asuntos de política— Eso provocó que comenzarán los saqueos y los ladrones comenzaron a vaciar los locales del populacho al principio fue por hambre y después se volvieron más codiciosos— tiene la vista perdida en el sendero— La guerra terminó, pudimos controlar el asunto en la capital, pero los criminales dejaron de robarle al pueblo porque para todos los que fueron víctimas en la crisis nos volvimos una ciudad santuario, entonces comenzaron a robarle a la corona.

—Yo lo lamento mucho, el pequeño castillo donde vivía con mis padres estaba muy apartado de el conflicto.

—Los ogros nunca llegaron a nuestras puertas, pero nosotros prometimos hombres para ayudar, los saqueos también le costaron la vida a la reina.

Regina se pone cara a cara con él para envolver su cuello en un abrazo que el responde gustoso —Lo siento— le dice con simpleza y honestidad para depositar un beso en su mejilla.

—Gracias— le regala una sonrisa con su mirada aún entristecida y toma su mano —Vamos.

La guío ayudando a qué no se cayera en el agua cuando atravesaron el pequeño puente cuando lo terminaron de cruzar los árboles los envolvieron con espacio suficiente para sentarse y estar cómodo pero con la distancia necesaria para apartarlos de miradas mal intencionadas.

De la canasta que había tomado sacó una manta que extendió en el césped invitándola a sentarse ella lo hace mientras observa con una sonrisa cómo el va sacando lo que trajo para que lo compartan.

—No sabía que fruta preferias así que traje un poco de todas— confiesa con un atisbo de timidez— Para mí es la fresa.

—La mía también— junta su manos y el las entrelaza mientras comparten una mirada en complicidad.

—¿Puedo?—pregunta tomando la frutilla en su mano y ella asiente. Sin dudarlo el se la dió a probar hasta terminarla y dejar sólo la hoja mientras ella se relamia los labios maquillandolos con el color de la baya lo que hace que el los mire con anhelo —¿Puedo?— cuestiona nuevamente a lo que ella vuelve a asentir sellando con un beso aquel encuentro.

Aquel lugar se transformó en su iglesia personal en la cual su único culto era al pequeño sentimiento que iba creciendo con los días en el pecho de ambos, cada vez que Leopold salía a hacer sus campañas la morena aprovechaba a mandar una paloma con un mensaje encriptado que solo el rubio entendería, pero el amor no era lo único que florecía en el corazón de Regina mientras su cariño por David crecía su desprecio por su marido también y eso alimentaba las lecciones de magia, el espectro la llamó— Una alumna formidable.

Sus encuentros con David eran fugaces y a veces podían verse varias veces a la semana y otras ni siquiera podían verse en meses, pero el tiempo parecía no tener consecuencia cuando se encontraban.

Fingían amistad en los eventos oficiales y se amaban en la clandestinidad del bosque de Sherwood y en esta ocasión les tocaba jugar al protocolo real.

Leopold

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Leopold

Una jóven y encantadora manzana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora