𝟑𝟏

5.1K 289 31
                                    

𝑷𝒂𝒑𝒂́· · ─────── ·𖥸· ─────── · ·

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝑷𝒂𝒑𝒂́
· · ─────── ·𖥸· ─────── · ·

—Quedate quieta, hija —Pidió Francesca, con demasiada frustración encima.

—No quielo il —Se encaprichó Olivia, quien tenía apenas 3 años.

—¿Por qué no querés ir al jardín? ¿Pasó algo? —Cuestionó la rubia, preocupada por su pequeña hija.

—Quielo espelal a papá —Contestó, con una notoria dificultad de pronunciación en la "r" de algunas palabras, pero no era algo grave a su poca edad.

—Pero viene a la noche. Te llevo al jardín, después volvés, merendamos y lo esperamos juntitas. ¿Te parece? —Intentó convencerla.

—No, mirá shi viene antes —Habló la pequeña morocha, con lágrimas amenazando en salir, haciendo que el corazón de su madre se estruja al notarlo.

—Bueno, no vas —Aceptó, a lo que la niña festejó lanzándose a sus brazos. —. Pero, igual te tenés que cambiar porque me vas a acompañar a comprar —Condicionó.

—No quielo —Volvió a negarse.

—Pero tengo que hacer las compras, Oli. No te podés quedar sola acá.

—Me quedo espelando a papá.

—Ya te dije, papá viene a la noche, está muy lejos.

—¿Dónde? —Preguntó curiosa.

—En México —Respondió, a lo que la mejor la miró con confusión. —. Es otro país, así como Argentina, pero más lejos.

—¿Muy muy lejos?

—No tanto como otros pero sí —Explicó y su hija agachó la cabeza con tristeza. —. No te pongas así, mi amor. Aunque esté medio lejos, papá llega a la noche y vemos una peli los tres a la noche. Dale, vamos a cambiarnos así me acompañás al supermercado y compramos algo para ver la tele si querés —Intentó animarla, sin conseguir mucho resultado, la alzó y se la llevó en brazos a su habitación.

—¿Yo también me puedo poner lopa de papá? —Cuestionó al ver cómo Francesca agarraba una remera de su novio.

Como se puede notar, Mateo era alguien muy nombrado en aquella casa, más cuando se ausentaba por días. A ambas les hacía falta el morocho, pero Olivia, quien era una mini copia de Mateo, anhelaba cada vez más el poder tener a su padre todos los días en su casa.

—Te va a quedar re grande su ropa —Dijo, mientras pensaba una solución a aquella petición. —. Pero si querés ponete los gorritos que usa él —Le propuso y le pasó un piluso de él, que Olivia rápidamente se puso. —. Ahora vení que te visto a vos —Pidió y ambas se dirigieron a la habitación de la menor de la casa.

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora