Muchas gracias Martina, por pasarme el micro a mí, cuando lo que realmente interesa es lo que has hecho tú el cuatro de enero, no yo, que me quede en la base.
Ahora, cualquier personas que escuche este audio querrá pasar a tu parte y no les importará lo que hice yo.
Ya empiezo a narrar, no estoy intentando perder el tiempo, acusica.
Bueno, pues la mañana del cuatro de enero (lo que viene a ser hoy, pero a saber cuando se escucha este audio) me desperté a las 8 de la mañana, con el sonido de la ducha de Martina, que tenía que estar lista pronto para salir a la expedición por las calles.
Ahora que Martina se ha ido de la habitación puedo admitir que no solo era pereza lo que me estaba reteniendo en esta base, si no que también tenía un poco de miedo a lo que podía haber fuera.
¿Realmente los serpos son como el disfraz con el que Hugo nos había encontrado? ¿Qué habilidades tienen ellos que nosotros no? Porque claramente, si eran superiores, no era solo en avances tecnológicos. ¿Acaso podían ser letales para nosotros?
Podréis llamarme cobarde, pero aprecio mi vida. Aún en el fin del mundo.
Así que, volviendo a lo que iba, decidí levantarme aunque fuese temprano, porque no quería ser un inútil durante todo el día. Tenía que encontrar algo productivo y que nos contase la verdad, pero nada más levantarme me asaltó un dolor de cabeza horrible.
-No tendrán, por casualidad un paracetamol, ¿verdad? -pregunté para mí.
-¿Para qué quieres un paracetamol? - preguntó Martina, saliendo del baño.
-Porque me va a explotar la cabeza.
-Ah -respondió -, ahora te busco uno.
Salió de la habitación, aún peinándose, y volvió al rato con un vaso de agua y varias pastillas en su envoltorio.
-Me las ha dado Hugo, dice que si necesitas más que bajes al comedor, que la enfermería esta al lado.
-Vale.
-Y yo me voy ya, que no quiero llegar tarde.
Murmuré un "Hasta luego. No te mates" y me volví a dormir hasta las diez más o menos.
El dolor de cabeza había mejorado mucho, pero me estaba muriendo de hambre.
Tengo la sensación de que este monólogo esta siendo demasiado aburrido, así que, abrevio.
Desayuné, volví a mi habitación, empecé a aburrirme de nuevo, me bajé al patio de ese sitio y encontré a un niño dándole toques a un balón.
Lo primero que me pregunté fue "¿Dónde esta el gemelo o mellizo de este niño?" y luego "¿No es muy pequeño como para estar aquí solo?" Tenía como diez años, pero me parecía raro verle solo.
Estaba pensando en acercarme a jugar con él, pero el niño se decidió antes.
-Oye, ¿juegas conmigo? -preguntó cogiendo el balón con las manos.
-Claro.
-Soy Lucas, ¿y tú?
-Marco.
-Polo.
-Que gracioso -contesté con un retintín molesto. Si me diesen un euro cada vez que me dicen eso ahora mismo sería multimillonario y tendría cuatro yates.
No sé para que quiero cuatro yates, pero que más da.
Antes de que pudiera decir nada más me pasó el balón y empezó a disparar preguntas.
-¿Por qué tienes los ojos así?
-¿Así cómo?
-Como de dos colores. Es raro.
-Es genética.
-¿Y tu gemelo?
-Tengo una hermana gemela.
-No puedes tener una hermana gemela, tiene que ser melliza.
-Sí, bueno, eso.
-¿Cuántos años tienes?
-Dieciséis -es raro, tengo la sensación de no haberlos cumplido, aunque ya haya pasado mi cumpleaños.
-Yo tengo doce - eso es casi lo mismo que diez.
-¿Y tu gemelo?
-De expedición con los demás.
-Ah, como la mía -comenté, pensando que eran demasiado pequeños para irse a una expedición, pero decidí no cuestionarlo, por si acaso se molestaba o algo.
A la hora de comer vino conmigo, para que no me aburriese, según él. Desde luego era difícil aburrirse con ese niño, tenía unas anécdotas que, aunque es posible que sean falsas o exageradas, me hicieron mucha gracia.
Cuando estábamos terminando de comer aparecieron los del grupo de la expedición. Había gente de todas las edades, de repente un niño idéntico a Lucas salió corriendo del grupo y vino a nuestra mesa.
-Lucas, no te lo vas a creer, he visto, no a un serpo, si no a cinco -recalcó la última palabra muchísimo -y estaban todos juntos. Además, casi se llevan a una, pero Hugo la ha salvado.
Tuve el presentimiento de que iba a ser mi hermana la que se había metido en un lío.
-¿A quién se han intentado llevar? -pregunté.
-¿Y tú quién eres? -preguntó el niño de vuelta.
-Es Marco -contestó Lucas en mi lugar -. Él es Roi, mi gemelo.
Intenté encontrar diferencias entre ellos, pero no había nada, eran idénticos del todo.
-Tú te pareces mucho a la chica que se han intentado llevar, también tiene el pelo naranja y los ojos bicolor -contestó Roi.
Lo sabía, siempre tiene que ser Martina la que la líe.
Una vez, cuando éramos pequeños y estábamos en una excursión del cole por el campo, decidió irse a por unas flores que estaban lejísimos sin avisar a nadie, y luego, cuando ya la habíamos empezado buscar todos y los profesores estaban atacados de los nervios, apareció con un esguince en el tobillo por haberse tropezado con un hoyo en el suelo que no vio y con un ramo de flores que se le murieron a los dos días.
-Me gustaría saber que ha hecho esta vez -comenté -. ¿Dónde está?
-No sé, puede que en enfermería -contestó Roi, comiendo como si llevase sin ser alimentado días.
Me levanté, buscando la enfermería, que según Martina había dicho por la mañana, estaba al lado del comedor.
Fue fácil de encontrar, tenía un cartel enorme encima dónde ponía claramente y en verde "ENFERMERÍA", habría sido difícil pasarlo por alto.
Llamé a la puerta y entré cuando oí la voz de mi hermana contestando desde dentro con un "Adelante".
-¿Ves? Te dije que era mi hermano -fue lo primero que dijo Martina cuando entré.
-Buenos días a ti también -contesté.
-¿Te ha dejado de doler la cabeza?
-Sí. ¿Y a ti que te ha pasado? Me ha contado un niño que casi te llevan los serpos.
-Ha sido un accidente -intervino Hugo, no me había dado cuenta de que también estaba allí.
-Sí, pero estoy bien -añadió Martina -solo ha sido el susto.
En un principio no me lo creí, pero para poder juzgar tenéis que escuchar la versión de Martina primero.
Diario de los Núñez (o lo que sea), 4 de enero de 2023.
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Después De Año Nuevo
General Fiction¿Qué pasaría si después de las campanas todo el mundo desapareciera? Martina y Marco son mellizos, han llevado siempre una vida normal y un poco aburrida, pero cuando dan las campanadas de fin de año toda su vida va a cambiar. Una especie invasora h...