Martina tiene la palabra

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Nos hicieron un tour rápido por las instalaciones.

Tenían piscina, biblioteca, zona de restaurantes, tiendas de ropa, jugueterías...

Y todo era absolutamente gratis.

Demasiado bueno para ser verdad.

Terminamos otra vez en la puerta de la habitación.

-Tengo otra pregunta -dije.

-Claro, puedes preguntar lo que quieras.

-¿Sabíais que íbamos a venir?

-¿Por qué lo dices? -preguntó Hugo.

-Porque hay una habitación con nuestros nombres.

-Cuando os he encontrado he mandado una señal para que supieran que había encontrado más supervivientes.

No me pareció una explicación muy creíble.

-Antes estabais a punto de contarnos que pintamos nosotros aquí -dijo Marco.

-Ah sí -respondió Eric -, veréis, en clase os han explicado la teoría de la evolución ¿Verdad? -asentimos -, vale, pues olvidaros por completo de eso, no venimos de los monos.

-Hay experimentos científicos que no están de acuerdo -dije.

-¿Quién dice que los experimentos no pueden amañarse? Ya os hemos dicho que los extraterrestres han estado controlándonos desde que llegamos a la Tierra.

-¿Cómo que desde que llegamos a la Tierra? Que yo sepa llevamos aquí desde siempre -dije.

-No solo nos han estado vigilando siempre, si no que también han estado controlándonos. Aquí les llamamos serpos -dijo Eric.

-Los serpos fueron los que nos trajeron a este planeta, la teoría de la evolución es solo eso, una teoría que nos contaron para que pudiéramos encontrarle un sentido a nuestra vida y como habíamos llegado hasta aquí -continuó Hugo.

-Pero no somos de la tierra, técnicamente nosotros también somos extraterrestres- terminó Eric, se complementaban perfectamente, terminándose las frases.

-Entonces ¿de donde venimos? -preguntó Marco.

-De un galaxia que queda a un par de años luz de aquí-. Lo dijo como si estuviera comentando que su amigo vivía a un par de calles de distancia.

-Vale -dije -, supongamos que lo que decís es verdad, venimos de otra galaxia, no somos terrestres y nos han estado controlando toda la vida, ¿Por qué han capturado a todos menos a los gemelos y mellizos?

-Solo a los inexactos, o con características especiales -matizó Eric.

-Es por una cuestión de vuestro ADN, han capturado a los humanos aprovechando que la mayoría estaban de fiesta y relajados, han usado una especie de detector de ADN humano, por eso aún hay animales, aunque están demasiado asustados para salir. La diferencia entre nosotros y el resto es nuestro ADN, está ligeramente modificado, y por eso no habéis sido detectados -explicó Hugo.

En ese momento tenía muchísimas dudas y no conseguía ordenar mi mente para poder formular una pregunta en condiciones.

-¿Y cuándo van a soltar a nuestras familias? -preguntó Marco.

-Nunca.

-¿¡Qué!? -dijimos a la vez.

-No tienen intención de soltar a los humanos, lo más probable es que les borren la memoria y se los lleven a otra galaxia.

-¿No podemos hacer nada? -pregunté -. No pueden llevárselos, ¿y todo el progreso tecnológico? ¿Y los avances médicos y científicos? ¿Y la sociedad? ¿Va a desaparecer todo?

-Ya ha pasado una vez, no pasa nada, volverán a adaptarse, formaran una nueva sociedad y a lo mejor hasta consiguen otro tipo de avances -dijo Eric tranquilamente.

-¡Pero yo quiero volver a ver a mi familia! -seguramente sonó a niña caprichosa, pero me parecía injusto que esos aliens, serpos, o lo que fueran, pudieran decidir sobre nuestros actos y modificar las cosas a su gusto.

-No podemos hacer nada, hemos localizado su base y lo único que vamos a hacer es evitarla hasta que se vayan del planeta, entonces volveremos a las calles y nos adaptaremos como podamos. Hay que seguir adelante -dijo Hugo, como si fuera lo más normal.

-Os vamos a dejar solos, para que podáis asimilar todo un poco, al principio cuesta, pero todos nos hemos adaptado.

Salieron de la habitación.

-No podemos quedarnos de brazos cruzados -dije en cuanto cerraron la puerta.

-¿Qué pretendes que hagamos? Yo creo que en el fondo tienen razón, aquí estamos bien, tenemos seguridad, comida, electricidad... Todo lo necesario para vivir sin problemas, yo también voy a echar de menos a papá, mamá y Mel, pero puede que sea lo mejor.

-No puedes decirlo en serio, si hace un rato eras tú el que desconfiaba.

-Me han convencido, este lugar está bien, nos adaptaremos.

-A mí me da muy mala espina. Estos están tramando algo.

-No tienes pruebas.

-Vamos a conseguirlas.

-¿Vamos? Lo siento, pero yo me quiero quedar aquí.

-Hagamos un trato, tú me ayudas a encontrar pruebas que les delaten, si las encontramos me ayudarás hasta que consigamos recuperar nuestras vidas, pero si no encontramos nada yo me adaptaré a esto e intentaremos llevar una vida normal, dentro de lo posible. ¿Trato?

Lo meditó un par de segundos.

-Trato.

-Genial, vamos.

-¿A dónde? ¿No podemos descansar un poco?

-¿Tú crees que los serpos van a descansar un poco antes de llevarse a nuestras familias?

-Vaaale, ya voy, al menos vamos a cambiarnos de ropa. Lo necesitamos.

En eso tenía razón, al no haber electricidad no había agua corriente, y ducharse con botellas de agua no era fácil.

Nos duchamos y nos cambiamos de ropa por la que había en el armario, que sorprendentemente era de nuestra talla y de nuestro estilo.

Yo me puse una camiseta blanca, una chaqueta militar con bastantes bolsillos y unos vaqueros y Marco se vistió, bueno, como suele hacer Marco, camisetas de grupos de rock que no conoce nadie (según él sí) y unos pantalones negros.

Salimos de la habitación y nos dirigimos al ascensor.

Pulsé el botón en el que ponía <<Centro de control>> y el ascensor empezó a bajar, cuando paró estábamos bajo tierra, había tubos fluorescentes en el techo, que apenas iluminaban el pasillo,  las paredes eran de metal oscuro y estaban recubiertas de tuberías y cables, lo que le daba un aspecto de película de terror.

-¿Vamos? -dijo Marco -¿O tienes miedo?

Fruncí el ceño.

-Vamos.

Caminé hacia la puerta que había al fondo del pasillo, que también estaba hecha de metal.

Nuestros pasos resonaban en las paredes de metal.

Abrí la puerta, el interior estaba lleno de pantallas que iluminaban la habitación con una luz azul fantasmagórica.

La puerta se cerró con un golpe seco.

-No deberíais haber bajado aquí -dijo una voz a nuestras espaldas.

Después De Año NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora