De fuego y hielo

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A mitad de la noche el caballero del norte se despertó. Su mano lo primero que busco fue el cuerpo de la madre de los dragones, pero para su sorpresa Daenerys no estaba a su lado, sino que estaba justo frente a la estufa.

- ... - se acomodó sobre uno de los brazos para tener una mejor perspectiva del bello cuerpo de Daenerys y quizás era por eso que se había quedado sin palabras para interrumpir aquel momento de contemplación.

- Jorah ¿Te desperté? – preguntó con preocupación en la voz.

Una sonrisa se formó en los labios del hombre cuando le llamo por su nombre. El calor que le provocaba cada vez que le llamaba era como sentirse de nuevo en un lugar seguro, era como estar en casa.

- No, para nada – contestó con total sinceridad mientras tomaba una de las pieles para cubrirse. Aunque fuese del norte, el frio provocaba en su cuerpo reacciones como si fuese un simple hombre de Poniente. – Pero no puedo dormir solo, la cama se siente grande sin ti en ella – agregó al tiempo que sus brazos rodeaban su cuerpo intentando brindarle calor.

Dejó que la barbilla se acomodara sobre uno de sus hombros.

Si bien había una diferencia de altura, aquello en aquel momento no era importante, el cuerpo del norteño de una forma u otra siempre encontraba como amoldarse al de Daenerys.

- ¿Qué ocurre? – pregunto con creciente preocupación en la voz Jorah.

- Lo siento – murmuro

El entrecejo del caballero se arrugo mientras que sus ojos buscaban una respuesta para aquellas palabras.

Su vista estaba sobre la mano o brazo del norteño, era un poco difícil definir cuál era el límite y el punto en el que estaba la vista violácea.

Por un momento aquel hombre pensó que la mujer estaba pidiendo perdón por la escala de grises que el guerrero había adquirido buscando su perdón, pero de aquello ya había sido hablado por los amantes.

Los pensamientos de Jorah intentaron ir más allá e identifico lo que podría ser la causa de aquel pedido.

- Creo que me has dejado otras marcas en el cuerpo más profundas, nadie se dará cuenta Khaleesi. Me pondré un guante, con el frio no será raro y nadie ...

- No, no quiero eso. – respondió ella con mucha seguridad.

Se creó un silencio entre ambos mientras el norteño desde su posición intentaba ver los ojos violáceos de Daenerys. Alguna pista debía tener de lo que estaba ocurriendo en aquella cabeza.

- No estoy entendiendo. De todas maneras, usare guantes, hace frio. – intento sonar gracioso en su respuesta, pero estaba preocupado realmente de los pensamientos de la reina.

De nuevo el silencio, un silencio que llevaba al hombre a pensar que algo malo estaba ocurriendo. ¿A caso sería que Daenerys hubiese recapacitado y viese que aquello que había ocurrido entre los dos simplemente era un error? ¿Entraría Jon Snow en la ecuación? ¿Qué era lo que estaba pasando por su cabeza? ¿Ya se había aburrido de él?

- ¿Khaleesi? – la voz del norteño sonaba cuidadosa y en un tono suave, casi que había dicho aquel nombre como si temiese romper algo.

Daenerys humedeció sus labios y se giró sin soltarse de los brazos de su amante.

Él quizás no podía sospecharlo, pero el corazón de la madre de los dragones se movía con fuerza dentro de su cuerpo. Había tomado una decisión, una decisión que iba a cambiarle la vida a ambos y que seguramente podría traer consecuencias, pero como se acercaba el fin del frio, el fin de una era ella se veía totalmente impulsada por aquellas emociones.

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⏰ Última actualización: Jun 03 ⏰

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