CAPÍTULO 2. EL OLOR DE SU PERFUME.

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En toda en mi corta vida, jamás había tenido tanto miedo; miedo de lo que pueda decirme.

La había cagado, había metido la pata hasta el fondo., el patético experimento había salido mal; muy mal. Fatalidad pura. No podría vivir sin ella... lo comprendí demasiado tarde.

... allí estaba ella.

...Preciosa, como siempre; no pude evitar pasar la lengua por mis labios., la muy ladina lengua que cobraba vida propia solo en su presencia; y yo nada podía hacer que pudiera evitarlo.

El tiempo se detuvo para mí, ella se veía tan distraída, tan distante... como pensando en ese algo que la apartaba de mí.

—Aquí me tienes... —dije para tener su total atención... y la voz me falló. Tuve que carraspear un poco para que fluyera de nuevo— ...soy toda tuya.

Mi subconsciente me ordenaba a decirle palabras que significaban mucho, pero que sabía ella no entendería.

...

Algo la inquietaba... la vi observar mi lengua., yo lo hacía a propósito; hacía un tiempo que me di cuenta de que eso atraía su atención hacia mí. Lo hacía sobre todo cuando estaba con Keko... de la forma más sucia y rastrera la obligaba a que se concentrara en mí. Le ocultaba la verdad., pero de forma egoísta tomaba todas las ventajas que me daba el ser su mejor amiga.

En ese momento sentí unos celos enfermizos al verla tan distraída, moría por saber qué era lo que le provocaba esa mirada encendida, qué pensamientos hacían que su cara adquiriera esa expresión tan cargada de confusos sentimientos.

... Keko, maldito Keko seguramente era él en quien pensaba mientras estaba conmigo.

—Freen —le dije para traerla de vuelta a nuestro mundo— ¿Bunny?

...Lo logré, ella por fin me miró con algo cercano a una sonrisa... una sonrisa muy distante.

— ¿Quieres caminar? —preguntó mientras yo pensaba en cuál sería el pretexto más creíble para poder tocarla lo más pronto posible. «¿Qué es lo que me tiene que decir?»; me preguntaba mientras mi mano buscaba la suya en la forma más sutil.

...Y de pronto plam ... mi mano rozó la suya y al instante la droga hizo efecto en mí.

...Mis piernas fallaron, mi corazón se aceleró, mi respiración se ralentizó...

... y mi piel cobró vida por la emoción de sentir la suya después de una semana, 6 horas y siete minutos desde la última vez que miré mi reloj.

Me agarré a su frágil brazo, el mismo que ponía fuerte para mí.

—Perdón —susurré con mal fingida pena— es que, no puedo caminar bien sobre la arena húmeda.

No respondió; pero no me importaba... ella estaba conmigo; y era yo quien olfateaba su perfume, ese perfume que en combinación con su pH formaba un aroma único y cautivante.

... el perfume que yo le regalé.

Caminamos durante varios minutos en silencio... ella y yo, juntas, hombro con hombro; postergando de forma tácita, el difícil momento que tendríamos que enfrentar.

—Me gusta este lugar —le dije, eligiendo a propósito la roca más pequeña para poder estar lo más cerca de ella que mi suerte me permitiera.

—Una de las dos tendría que estar de pie... busquemos otra —me dijo, contrariada, con ese acento único., con esa voz dulce que hacía que todo mi cuerpo se erizara.

MI PEQUEÑO CRUSH (freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora