Luffy un gato negro que es doctor, mientras que su pareja es un leopardo de las nieves que trabajaba de cirujano. Llevan cuatro años de casados, pero les gustaría empezar a que su vida de casados tome otro camino más familiar...
Así empezaría la vi...
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(◠‿・)-☆
- ¡Aaah~! ¡M-Más! ¡Uuuhg!
- ¡Y-Ya casi! ¡Hmm!
- ¡TORAO~! ¿¡ME VOY A VENIR!? AAHG~
- Y-Yo igual, mmhg~.
Un poco de sudor, líquidos mezclados y marcas por doquier. Sus feromonas se olían en toda la casa, la habitación olía a Frutilla y café.
Ropa por todos lados, líquidos seminales por la cama, piso y en sus cuerpos. Los dos mayores quedaron exhaustos, después de unas rondas largas de sexo y amor carnal. Quedaron dormidos, se abrazaban y con sus cuerpos desnudos dándose calor corporal.
( . . . )
A la mañana, cuando la pareja de casados despertó, sonrieron al verse a la mañana. Los dos tenían que ir al trabajo, el mayor tenía que ir al trabajo para una operación prolongada que tenía; su asistente ya se encontraba en la casa de los casados, esperando a que su jefe se despertará y empezara su jornada.
La alarma sonó, los dos se levantaron cansados de la activa noche que habían tenido. El mayor de los dos se había levantado, caminando hacia el baño, a los segundos su pareja también se levantó.
Los dos se habían bañado, cambiado y ahora se encontraban en el comedor desayunando. El asistente del mayor los miraba extrañado, los dos tenían algunas marcas un poco visibles para cualquiera que viera de cerca.
- ¿Noche agitada? - Pregunto el contrario, mientras veía a sus superiores.
- ¿Por qué la pregunta, chopper-ya? - Dijo cordialmente el mayor.
- No, por nada. - Desvío la mirada al cuello del esposo de su jefe.
Los dos se ruborizaron, el esposo del mayor de ruborizó y tapo su cuello.
- Por suerte hoy hace frío y tendré una excusa para ponerme bufanda. - Dijo, mientras se sobaba el cuello y hacia un mofin -. Ahora quien soportará a Nami y Sanji...
- Todavía me impacta que sigas siendo amigo de esos dos psicópatas... - Pronunció el esposo del pediatra.
- Porque son mis mejores amigos, shishishishi. - Se reía él, mientras su esposo lo miro y negó con la cabeza; dibujando una sonrisa en la comisura de sus labios.
- Torao, no te quiero apurar pero son las siete. - El nombre se sobresalto de su asiento, levantándose y viendo como el castaño al lado de él también se levantaba.
