Getaway Car | Michael Kaiser

XVI

24 de Diciembre, 2019

-¡Cierra los ojos! No quiero que me veas aún.-

-Eres una dramática, de seguro que te ves bien... como siempre.- murmuró, mientras seguía volteado.

Estabamos en nuestra habitación mientras la comida terminaba de prepararse en el horno. Por las ventanas podíamos ver la cantidad abismal de nieve que caía, desde que era pequeña, jamás había visto unas fiestas tan nevadas como esas.

Estaba terminando de acomodar mi vestido, de una especie de terciopelo azul, con un indiscreto escote en V y una caida abierta desde el costado de mi pierna derecha. Habíamos acordado arreglarnos lo más posible para aquella noche, ya que, sin habernos dado cuenta, las fiestas llegaron antes de lo esperado y no tuvimos tiempo de planificar algo, como una comida con nuestros amigos o algo parecido.

-Ya está, puedes voltearte.- Hablé algo vacilante, ¿de verdad ese color me quedaba bien?

Lo único que pude escuchar de su parte al voltearse fue un suspiro, espantándome, ¿no le había gustado? Pasaron algunos segundos y todo lo que hizo fue quedarse en silencio mirándome fijamente.

-¿Tengo que decirte lo preciosa que te ves esta noche?- murmuró, con una sonrisa engreída.

-No me molestaía que lo hicieras.-

Se acercó a mí y tomó mi mano, dejando un beso sobre el dorso de esta, mientras caminábamos fuera de la habitación y bajabamos por las escaleras. Su silencio no hacía más que ponerme ansiosa, si bien amaba que me halagara, habían veces donde simplemente me dejaba esperando para molestarme.

-Siéntate, ya vengo.-

Soltó mi mano y desapareció por el pasillo, dejándome en la sala, parada en medio sin entender mucho. Me senté en el sofá y esperé unos minutos, hasta que él apareció con una botella de vino y dos copas en su mano.

-¿Quieres emborracharme antes de cenar?-bromeé, recibiendo una de las copas, mientras él se sentaba junto a mí.

-Preferiría cenarte mientras estas borracha, la verdad...- soltó junto con un suspiro, sacándome una carcajada nerviosa.

Abrió la botella y sirvió el líquido en ambas copas, al mismo tiempo que su mano se paseaba por mi muslo desnudo, sintiendo el calor de su piel impactar contra el frío de la mía, poniéndome la piel de gallina.

-¿No tienes frío? -preguntó al ver mi reacción involuntaria.

Negué con la cabeza y bebí un sorbo de mi trago. -¿Esto es un tipo de preparación para la cena, o algo parecido?-

-No, sólo quería estar cerca tuyo un rato... me gustaría quedarme así para siempre.-

Se acercó un poco más a mí y dejó un casto beso sobre mi mejilla, haciéndome sentir mi rostro caliente, era extraño que él fuera así de cariñoso, pero realmente me gustaba ese lado tierno que tenía a veces. —Sabes... aún falta tiempo para que la comida esté lista.— susurró cerca de mí, relamiendo sus labios antes de atravesarme con su mirada.

Reí y puse mi mano en su cabello, empujándolo hacia el otro lado despacio, dejándolo todo despeinado. —Hoy no, Kaiser.— bromeé, tomando otro pequeño sorbo de mi copa.