VI

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Cuatro horas después, llegamos a Los Ángeles nuevamente. Tuve la mirada de Anri sobre mí todo el camino, ya que pareció darse cuenta de que me enteré de lo que yo misma había hecho.

Al bajar del avión, había más gente de lo normal, por lo que los demás que nos acompañaban buscaron una manera de salir donde no estuviese demasiado concurrida, considerando que en ese instante estaba metida en -probablemente- el problema más grande de toda mi vida.

Podía sentir los ojos de Anri quemar mi nuca desde atrás. Estaba furiosa y podía entenderlo.

Traté de concentrarme en otras cosas durante ese tiempo, pero de mi cabeza no podía salir la imagen de Shidou. Había arruinado todo, y para colmo, nisiquiera lo recordaba y me enteré gracias a una página de noticias de farándula.

Él había puesto todo sobre mí. Me había entregado su apoyo incondicional y nos entregamos por completo el uno al otro al iniciar nuestra relación. No tenía esperanza de que todo se arreglase, al contrario, me merecía todo su odio y desprecio.

Mandé a la basura tantos recuerdos, planes y promesas que solíamos tener, sólo porque estando borracha no podía pensar bien en mis decisiones.

No me explicaba por qué lo había hecho. Llevaba años sin Kaiser y estaba completamente enamorada de Shidou, ¿qué estuvo mal esa noche?

Estaba frustrada, ansiosa, deprimida, y mis instintos actuaron por sí solos. No era la primera vez que era partícipe de una infidelidad, cuando era una adolescente no entendía que las relaciones eran tan estrechas, pero según mis conocimientos debí madurar con el paso de los años.

En el fondo, seguía siendo esa niña que no se conforma con sólo una cosa.

Llegamos a una salida alejada del aeropuerto y esperamos ahí unos minutos antes de que llegase la camioneta que nos iría a dejar a la productora, para finalizar algunos acuerdos luego de los premios —fallidos.—.

La espera se hacía eterna, practicamente estabamos escondidos de la multitud de periodistas y paparazzis que llenaban todo el aeropuerto, dándonos cuenta que el vehículo demoraba más de lo normal.

Me senté en el borde de la acera, escondiendo mi cabeza entre mis brazos, tratando de dejar de escuchar todo a mi alrededor.

No quería llegar a casa, no me sentía capaz de mirar a Shidou y explicarle lo que ocurrió. Él ya lo sabía todo, incluso sabía más que yo, ya que no recuerdo nada.

Ni siquera sabía cómo explicárselo, ¿qué podría decirle luego de lo que le hice?

—Lissette.—

Escuché una voz venir desde un motor al frente de mí. Haciéndome sacar mi cabeza de entre mis brazos, viéndolo a él.

El que me mantuvo durante meses segura, que estuvo a mi lado incluso en mis momentos más difíciles. Él me entregó todo y yo sólo le entregué... esto.

—Sube.— habló, mirándome desde la ventanilla del auto.

Miré a Anri, podía asegurar que mi rostro transmitía espanto, no quería hablar con él, si lo hacía dejaría todo peor de lo que estaba. Ella asintió y de mis labios salió un suave "no" mientras negaba con la cabeza y mis ojos se llenaban de lágrimas.

—Apúrate, ¿quieres?—

Nunca pensé que él me hablaría en ese tono y sentí una presión en el pecho cuando lo hizo. Estaba acostumbrada a que actuara calmado mientras estaba conmigo, pero ahora merecía aquella actitud.

Getaway Car | Michael KaiserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora