IX

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"¡Michael Kaiser y Lissette Turner confirman su relación luego de el concierto en L.A.!"

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¿Cuánto tiempo dura un partido de fútbol normal...?— fue mi primer pensamiento al sentarme en esa silla incómoda luego de haber estado gritando durante una media hora.

Ya, tres semanas después, estabamos finalmente en Alemania. Michael debía presentarse a dos partidos por una ocasión puntual, así que mi equipo no vio una mejor opción que enviarme completamente sola a un país que ni siquiera conocía. Pensándolo de esa forma, no era ético enviar a una de las artistas más talentosas del último siglo sin ningún guardaespaldas a otro continente, sólo acompañada de su patético "novio". Claro, se habían encargado de contratar a ciertas personas para asegurar mi seguridad, pero no tenía ni una mínima posibilidad de comunicarme con ellos ya que no tenía ni idea de cómo saludar en alemán, y mucho menos de formular una oración concreta.

Ya no quería seguir en este estadio, pero me veía obligada a hacerlo, ya que como ahora eramos oficialmente "novios" tenía que estar presente en la mayoría de eventos que lo involucraran para poder crear más drama. Mi garganta ardía por sólo haber soltado un par de descuidados gritos y no podía imaginar lo cansados que deberían haber estado esos hombres corriendo por la cancha durante más de cuarenta minutos.

No tenía idea del fútbol, pero al menos ver a ese delgaducho de puntas azules correr por la pelota me parecía gracioso, no veía el sentido de correr detrás de esa cosa y esforzarse por ello, pero esas son cosas que se quedarán en el fondo de mi consciencia hasta que muera. Bueno, claro que tenía una idea de que trataba por mis experiencias anteriores, pero mi punto se puede entender.

De seguro ya habían fotos mías en redes sociales, con una cara feliz gritando en dirección a la cancha y completamente emocionada.

Por lo que parecía, el equipo de Michael tenía una ventaja de dos goles sobre uno, así que no sería sorprendente que saliese victorioso —otra vez—. Todo eso me llevó a pensar en todas las veces que lo veía celebrar junto a sus compañeros después de cada partido, aunque por otro lado, en ciertas ocasiones no tenían la misma suerte de siempre y la actitud del ojiazul cambiaba radicalmente. Parecía frustrado y tenía comportamientos más impulsivos que de costumbre, cosa que me asustaba, no podía tolerar verlo cambiar de esa forma y comenzaba a desconfiar de él cuando esto ocurría. Espero que, con el pasar del tiempo ya no reaccione de esa manera y sólo lo haya hecho cuando era sólo un principiante.

Los gritos eufóricos del público me despertaron, al parecer, Bastard München -el equipo de Michael- había anotado su tercer gol antes de que finalizara la primera mitad del partido. Me levanté del asiento e intentando disimular un poco, comencé a "celebrar" en dirección a la cancha.

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Con un resultado de cuatro contra dos, Bastard München había sido el ganador del encuentro. Ahora me encontraba sentada en una silla fuera de los vestidores, esperando a Michael para poder volver al hotel donde nos estabamos quedando. Ya llevaba unos veinte minutos esperando y se me hacían eternos, tampoco podía saber que estaba haciendo al otro lado de esa puerta, pero mi única opcion era aguantar hasta que se dignara a salir.

De vez en cuando, veía la puerta abrirse y de ella salían una o dos personas, pero en ninguna de esas ocasiones se trataba de Michael y estaba comenzando a impacientarme. En unos minutos más, la puerta se abrió de nuevo, llamando mi atención y haciendo que quite mi vista de mi celular en cuestión de segundos.

Getaway Car | Michael KaiserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora