HelenaHoy es el día; mi cumpleaños, y finalmente podré irme de este lugar de mierda. Llevo 18 años viviendo en el orfanato de Vallebruma, desde que me encontraron con pocos meses de nacida en el bosque cercano. Por suerte, no me comieron los animales de allí. Supongo que eso es lo que querían las personas que me abandonaron, aquellos que se hacen llamar "mis padres". No tengo ni la mínima idea de quiénes son, o si aún están vivos, pero no es algo que realmente me importe. Solo me interesa salir pronto de este lugar.
Crecer aquí es horrible, con peleas todos los días entre los mismos huérfanos, y nadie las detiene. He visto cómo amigos míos murieron a manos de mis propios compañeros y a absolutamente nadie le importó. Las encargadas de cuidarnos ignoraban los hechos e incluso participaban en los golpes cuando alguien no cumplía con lo que ellas ordenaban.
Lo pasé realmente mal, pero vi a otros pasarla mucho peor. Las veces que las señoras me golpeaban no fueron tantas; fui obediente para evitarlo lo más posible. Pero golpes de los demás niños sí recibí, muchos, hasta el punto de quedar inconsciente un par de veces. Con el tiempo, aprendí a defenderme por mí misma. Ya no era alguien a quien golpeaban, ellos sabían que recibirían más golpes de vuelta. Me gané el miedo suficiente para que me dejaran tranquila. Ellos preferían ir por los débiles, y yo les demostré que no lo era.
Vivir en Vallebruma es aburrido y quizás un poco triste. La gente es latosa, la vida aquí es muy rutinaria, excepto por los dotados. Ellos son aquellos pueblerinos que un día despiertan y notan algo distinto, pues revelan un don, un poder que los hace especiales y únicos. Una vez que tu don se presenta, debes irte a vivir con los dotados a Nimbus, una ciudad flotante que está justo arriba de nosotros, donde se encuentra toda la gente importante de este lugar.
Las únicas personas sin dones que viven allí son los hijos de estos. Aquellos con la mala suerte de, a pesar de ser hijos de dotados, no heredaron esa característica que los vuelve únicos, igual que nuestro rey. Él proviene de un linaje de dotados, aunque el no corrió con la misma suerte.
La razón por la cual técnicamente obligan a los dotados a vivir separados de la gente común como nosotros es que, según el rey, estos son regalos de los dioses, que los envían a la tierra para cuidarnos a nosotros, los débiles, y lo mínimo que podemos hacer por ellos, por el solo mero hecho de existir, es darles la vida más cómoda y llena de privilegios: riqueza, comodidad, admiración, todo.
Yo creo que los imbéciles solo viven arriba de nosotros para mirarnos hacia abajo, recordándonos quién manda y lo insignificantes que somos a su lado.
Suena la campana del orfanato, dando a entender que es hora de bajar a desayunar. Rápidamente cierro mi bolso con mis únicas tres prendas gastadas que poseo. Bajo rápidamente las escaleras, topándome con una de las señoras encargadas de "cuidarnos".
-Helena -llama mi atención la vieja.
-¿Sí, señorita? -le respondo amablemente, ya que hoy no tengo ganas de discutir con nadie; solo quiero comer mi maldito desayuno e irme, tener mi libertad y hacer lo que se me dé la gana con mi vida.
-¿Dónde cree que va con ese bolso?
-Hoy cumplo la mayoría de edad, así que me iré después del desayuno, como es la costumbre -le contesto un poco más irritada, solo quiero irme y esta me hace perder más tiempo aquí.
-Lo siento, pero no puede irse tan rápido. La necesito con urgencia en la oficina. Hay un tema muy importante que quería comentar y creo que podría ser de su interés. Así que, por favor, acompáñeme.
¿Qué podría decirme alguna de estas señoras que podría interesarme? Quiero irme, sí, pero también quiero saber qué es tan serio como para conversarlo en su oficina. Sin más discusión, la sigo. Entramos al lugar y cierro la puerta una vez ambas nos encontramos dentro.

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Formidable
FantasyEn un mundo donde los dones otorgan poderes extraordinarios, Helena nació sin ninguno. Su vida transcurrió en el orfanato de Vallebruma, un lugar donde residen aquellos que carecen de un don. Sin embargo, al cumplir 18 años, su destino cambia drásti...