Helena
Me encuentro nuevamente en el centro de la arena. En una esquina, una mujer me grita, dándome su apoyo, y en frente de mí, otra con una expresión asesina. El sargento nos indica que comencemos la pelea. Espero su primer golpe, el cual logro esquivar con facilidad, igual que el siguiente.
Supongo que ser golpeada tantas veces por Avery de alguna manera me ayudó a reconocer esos golpes, como si mi cuerpo recordara dónde van a impactar. Estoy muy tranquila; sé que debo mantenerme atenta y no dejarme llevar por las emociones, como en la pelea anterior. Por otro lado, a Danira no la veo igual; la veo molesta... muy molesta.
Hace un movimiento extraño con el que logra dejarme en el suelo y se posiciona sobre mí. Pienso que esta pelea tendrá el mismo final que la anterior, pero en vez de golpearme, se acerca a mi oído y pronuncia algo que con mucho esfuerzo logro oír.
—¿Qué pasó con Viggo en la taberna?
Me quedo sin palabras ante su pregunta, pero su mirada se oscurece más y vuelve a insistir:
—¿Pasaron juntos la noche? Todos los vieron salir juntos de la taberna. No mientas.
La miro desconcertada. Si no había logrado desconcentrarme de la pelea antes, con esto claramente lo logró.
—Nada, no pasó nada —le respondo con un tono de voz casi inaudible.
—Terminó la pelea —nos interrumpe el Sargento—. Ganó nuevamente Danira. Helena, espero un real avance para la próxima. —Se retira dejándonos solos a todos en la sección con una pizca de decepción en su rostro.
Danira se quita de encima de mí, pero molesta insiste:
—Responde sí o no.
La rubia está a punto de explotar.
—No pasó nada con Viggo. Solo fuimos a beber y cada uno se fue a su residencia —le digo muy segura, aunque la verdad es que ni yo sé qué pasó.
—Hermanita, deja de molestar a Helena —se suma a la conversación Ian, abrazándonos a ambas por encima de los hombros—. Lo siento, señorita. Mi melliza lleva un tiempo babeando por Viggo; solo está celosa.
Ahora lo entiendo todo. No es solo que esté en su grupo sin tener un don lo que provoca su molestia, sino que también está malinterpretando mi cercanía con Viggo.
—No hay nada en sentido romántico entre nosotros —me dirijo directamente a Danira—. Te lo aseguro. Probablemente él solo se acerca a mí por lástima.
—Pueden hacer lo que quieran, a mí no me interesa —dice molesta, pero noto un leve sonrojo en sus mejillas antes de irse.
—Al fin solos —me dice Ian en tono coqueto, y ambos soltamos una carcajada.
Ian es muy caballero y coqueto. Sé que conmigo coquetea en broma; no me molesta para nada que lo haga.
—Vamos, Hel, cuéntame el chismecito. ¿Qué fue lo que hiciste este fin de semana?
—Nada chismoso —Lo último que quiero es hablar de eso. No recuerdo mucho, pero sí lo suficiente para avergonzarme de lo que pasó.
Viggo fue a verme el día siguiente de nuestra “salida tranquila”. Me llevó una sopa casera que preparó Sara para nuestra resaca y me contó todo. No me avergüenzo de nada de lo que sucedió en la taberna. El problema es después de eso; recuerdo fragmentos de estar vomitando enfrente de North, como si ya no me odiara lo suficiente. Aunque debo admitir que me sorprendió el hecho de que me haya dejado en mi cama y creo que no se movió de mi lado hasta que me dormí. Me dan ganas de ir a agradecerle, pero me da vergüenza mirarlo a la cara después del estado en que me vio.

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Formidable
FantasyEn un mundo donde los dones otorgan poderes extraordinarios, Helena nació sin ninguno. Su vida transcurrió en el orfanato de Vallebruma, un lugar donde residen aquellos que carecen de un don. Sin embargo, al cumplir 18 años, su destino cambia drásti...