☄️𝙊𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨 [𝙈𝙖𝙡𝙚 𝙧𝙚𝙖𝙙𝙚𝙧]☄️

🍒𝓚𝓪𝓴𝓪𝓼𝓱𝓲 𝓗𝓪𝓽𝓪𝓴𝓮🍒

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𝓐𝓷𝓲𝓶𝓮: 𝓝𝓪𝓻𝓾𝓽𝓸 /𝓼𝓱𝓲𝓹𝓾𝓭𝓮𝓷

𝓟𝓮𝓻𝓼𝓸𝓷𝓪𝓳𝓮: 𝓚𝓪𝓴𝓪𝓼𝓱𝓲 𝓱𝓪𝓽𝓪𝓴𝓮

𝓐𝓭𝓿𝓮𝓻𝓽𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪: 𝓷𝓲𝓷𝓰𝓾𝓷𝓪

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Los grillos cantaban y la luna estaba alta sobre el pueblo cuando la puerta se abrió. Crujió silenciosamente mientras la cabeza plateada descansaba la mitad de su peso en el pomo de la puerta. Entró lánguidamente, un pie delante del otro con la pesadez del mundo atada alrededor de sus tobillos. Todo su cuerpo estaba dolorido, cada músculo le dolía y rogaba por alivio. El aire se arremolinaba con el aroma de suaves pétalos de flores, la hierba otoñal y el frío mentolado de la noche, pero tu ligero aroma nunca le vendría mal a la nariz. En el momento en que Kakashi reconoció tu aroma, escuchó los suaves golpes de tus pies acercándose a él en el pasillo, antes incluso de verte, sus pulmones dieron un suspiro de puro alivio. Durante el tiempo que duró la misión, anheló estar de vuelta contigo, en casa. Todavía era extraño pensar en ello, pero creía que este hogar duraría; lo sabía, Kakashi lo sentía en sus propios huesos. Tus ojos brillaron al verlo, una reacción tan pura que hizo que su corazón se disparara y se hinchara en su pecho. Kakashi te encontró a mitad de camino en el pasillo, rodeándote con sus brazos mientras tú lo rodeabas con los tuyos.

Era demasiado tarde para que estuvieras despierto, pero ahí estabas, esperándolo. Lo saludaste dulcemente en un tono suave; era demasiado tarde y él estaba demasiado cansado para hablar más alto. Sin embargo, todo eso hizo que la intimidad floreciera con esos intercambios silenciosos de preguntas y felices bienvenidas. Dos de sus dedos se hundieron y bajaron su máscara para dejar un beso casto en tus labios antes de que se separaran. Fue un beso suave y gentil, que hizo que su corazón se agitara como si fuera el primero. Le hiciste el favor de ayudarlo con su chaleco antibalas, zapatos y conseguirle algo de comida caliente. La cocina estaba llena de volutas de humo cuando regresó del baño. La olla que hervía sobre la estufa olía tan delicioso, salada con una pizca de algo que no podía identificar a través de su mente confusa. La ropa nueva ahora se sentía como una bendición, se sentía mucho más ligero y limpio. Tu sola presencia fue suficiente para traer a Kakashi de vuelta a la tierra; solo podía observarte mientras te movías, silencioso como un gato sobre tus hábiles pies.

El comedor estaba tenuemente iluminado por una lámpara en el mostrador, su tono dorado iluminaba el costado de su rostro tan suavemente. El toque dorado en sus rasgos, resplandeciente. Pero estaba tan cansado. Las bolsas oscuras bajo sus ojos eran una prueba más de ello, apenas descansaba lo suficiente y el trabajo físico de la misión le pasó factura, esta vez en gran medida. Los suaves sonidos de la porcelana tintineando eran un ritmo silencioso en la habitación, reconfortante en cierto modo. Tan pronto como terminó con la comida, agarró tu muñeca con cuidado y empujó su rostro hacia el hueco de tu cuello. Con pequeñas palabras, tarareos y sonidos tranquilizadores lo abrazaste, permaneciendo así durante un largo momento antes de guiarlo lentamente a la cama que compartían. El cuerpo de Kakashi se hundió en el segundo en que su rodilla golpeó el borde de la cama y ambos cayeron sobre el lujoso colchón y las almohadas.

"Te extrañé..." susurró tan bajo que casi no lo notaste con el susurro de las sábanas y el viento que pasaba por la ventana abierta. Las estrellas ya habían hecho su aparición, titilando a través de la ventana y aportando algo de luz a la habitación. Sin embargo, la luna las eclipsó a todas.

Respondiste pasando tus dedos por la parte de atrás de su cabello, tarareando. "Yo también te extrañé... mucho". Al mirarlo, el tono dorado de la lámpara fue reemplazado por uno plateado suave. Combinaba con su cabello y le daba un brillo especial a sus ojos cuando te miraba.

Sentiste que sonreía mientras se movía de nuevo, intentando esconder su rostro en tu cuello otra vez. Pero con un pequeño empujón, acercó su rostro para apoyarlo sobre tu pecho, sus brazos te rodearon la cintura. Su exhalación de puro agotamiento hizo que las comisuras de tu boca se contrajeran hacia abajo por un momento, mientras tus dedos seguían peinando su cabello. No podías quitarle el estrés y el agotamiento de su misión, pero estabas más que feliz y aliviado de tenerlo de vuelta. Tal vez algún día, te quedarías así para siempre, atrapado en el momento de puro consuelo.

Los suaves latidos de tu corazón resonaron en los oídos de Kakashi, un recordatorio seguro de que todavía estabas allí, a salvo, con él y con vida. Era una canción de cuna silenciosa que rápidamente lo obligó a entregarse al sueño. La absoluta felicidad que sintió mientras se alejaba lentamente era indescriptible. Con el amor de su vida en sus brazos y su mano en su cabello.

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