Después de superar el desafío del muro de agujas, Lucas y Elio se encontraron frente a un lago sereno de agua cristalina. Sin embargo, la calma superficial ocultaba un peligro mortal que aguardaba bajo la superficie.—Parece que el próximo desafío es atravesar este lago —exclamó Lucas.
Elio frunció el ceño, una sensación de inquietud creciendo en su pecho.
—Algo me dice que deberíamos tener cuidado.
Lucas asintió, compartiendo la preocupación de su amigo.
—Debemos estar alerta y preparados para cualquier cosa.
Con determinación en sus corazones, se adentraron en el agua, sintiendo la frescura del lago envolver sus cuerpos cansados.
Sin embargo, a medida que avanzaban, comenzaron a notar algo inquietante: movimientos rápidos y sombras oscuras que se deslizaban bajo la superficie.
—¿Qué es eso? —preguntó Elio, su voz llena de temor mientras observaba las figuras ominosas que se acercaban.
Lucas apretó los dientes, su instinto alerta mientras reconocía la amenaza que se cernía sobre ellos.
—¡Son pirañas! —exclamó, su corazón acelerándose con el miedo repentino.
Sin perder un segundo, se apresuraron a salir del agua.
—Eso estuvo demasiado cerca —murmuró Elio, su voz temblando un poco.
—¿Ahora qué hacemos? —dijo Lucas con algo de decepción.
—No podemos arriesgarnos a nadar, eso es seguro —dijo Elio, mirando el agua rápida con determinación.
Ambos se quedaron un momento pensando en una idea para poder pasar el lago.
—¡Podemos usar una cuerda como una liana y deslizarnos por encima del río! —exclamó Elio.
Lucas sonrió, impresionado por la creatividad de Elio.
—Busquemos una cuerda resistente y un lugar adecuado para atarla —dijo Lucas.
Juntos, buscaron en los alrededores y encontraron una liana gruesa y resistente que colgaba de un árbol cercano.
Con habilidad, la cortaron y la ataron firmemente a un árbol en la orilla opuesta, creando así una cuerda improvisada para cruzar el río.
Una vez que estuvieron listos, se prepararon para el descenso. Elio tomó la delantera y se aferró con fuerza a la cuerda. Con un impulso, se lanzó hacia adelante y comenzó a deslizarse por la cuerda como una liana en la jungla.
Una vez que Elio llegó al otro lado, aseguró la cuerda y esperó a que Lucas se uniera a él. Pero a mitad de camino, la cuerda a la que Lucas se aferraba se soltó.
—¡No! —gritó Lucas, con su corazón latiendo a todo pulmón, y comenzó a nadar lo más rápido posible.
Con las pirañas persiguiéndolo a toda máquina, finalmente, Lucas emergió a la superficie, jadeando y agotado, pero aliviado de estar fuera del alcance de las pirañas. Al instante, Lucas y Elio se abrazaron con fuerza, conscientes de lo cerca que habían estado de la tragedia.
A pesar del peligro que habían enfrentado, su determinación de seguir adelante seguía ardiendo más fuerte que nunca. Demostrando así que no había ninguna posibilidad de que echaran hacia atrás. Sin más tiempo que esperar, tras dos días encerrados, llegaron al sacrificio, el último desafío.
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La Odisea de Elio y Lucas
AventuraEn un reino mágico rodeado de montañas, Lucas, un joven aventurero, llega al pueblo en busca de una cura para las enfermedades que lo afligen. Intrigado por los rumores sobre un anciano sabio llamado Elio, que vive aislado en las montañas, Lucas se...