XXVIII

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Carlos

Me estiré en la cama y me rasqué los ojos antes de abrirlos. La luz ya me daba en la cara así que me giré a un lado, esperando encontrar el cuerpo de Lando a mi lado, pero no lo encontré.

Me incorporé y agarré mi teléfono para llamarle, pero no me contestó.

Me metí al baño y me aseé antes de vestirme con la ropa adecuada. Bajé las escaleras y entré al comedor, pero tampoco estaba ahí.

—Buenos días. —Saludé a los integrantes de la  sala.

Oliver me sonrió en forma de saludo y Adam separó los ojos del periódico antes de cerrarlo por unos instantes.

—Buenos días Carlos, eres un hombre madrugador.

—Así aprovechas el día al máximo. —Agarre una manzana de la cesta y le di un mordisco. —¿Lando no ha venido aquí?

—Lando lleva en el establo desde las cuatro de la mañana. —Alce las cejas sorprendido y mire a Oliver. —Está montando a Frida desde hace un buen rato, pero primero la ha aseado entera.

—¿Y por qué lleva ahí desde las cuatro?

—Porque está enfadado. —Ahora mire a Adam, quien no separaba la vista del periódico. —Ayer se despertó y fue a por un vaso de leche, y se encontró a Lance. —Oliver también estaba atento a lo que decía su padre. —Al parecer Lance le va a pedir matrimonio a Flo y le ha pedido a Lando si puede dar el visto bueno.

—Pero si llevan saliendo menos de seis meses. —Oliver dejó su teléfono y miró incrédulo a su padre. —A parte, después de todo lo que le hizo a Lando.

—A mi tampoco me gusta Lance, pero hace feliz a Flo, así que tenemos que respetarlo. —Suspiró. —Lando tiene un rebote, se le pasará. Y además. —Cerró el periódico y le dio un sorbo a su taza de té. —Lando ha salido ganando. —Sus ojos verdes se clavaron en mi y se le dibujó una sonrisa en sus finos labios. —¿O no es así?

—Tienes razón. —Agarre una manzana para el chico del pelo rizado. —Voy a ver a Lando.

—Suerte, yo he ido a verle y casi me tira una caca a la cabeza. —Dijo Oliver entre risas.

—Recuerda que tú eres su hermano y él es su novio. —Oliver asintió y abandoné la sala.

Salí por la puerta de atrás y ande unos cien metros hasta llegar a la cuadra.

No llevaba casco, algo que me hizo preocuparme por él, pero tenía un dominio sobre el caballo espectacular. Sus rizos botaban de arriba abajo mientras trotaba con la yegua. La yegua era hermosa, parecía una pura sangre. Su pelaje blanco como la nieve y su cola peinada con una trenza la hacía verse increíble.

Lando me vio apoyándome en la valla y poco a poco fue reduciendo el trote de Frida.

—Que bien montas.

—¿Eso va con segundas, Sainz? —Me miró con una mirada pícara y yo rodé los ojos con una sonrisa.

—Ahora que lo dices sí. —Se bajó de la yegua y la agarró de las tiras. —Me han contado que llevas aquí unas horas.

—Necesitaba despejarme. —Vi como entraba al establo y le seguí.

—Me han contado que Lance le va a pedir matrimonio a Flo.

—Es gilipollas. —Suspiró y negó. —Me da igual que le pida matrimonio a Flo, pero es que ayer me dijo que Flo no era el amor de su vida.

—¿Cómo? —Me estaba arrepintiendo de lo que acababa de preguntar, pero quiero confirmar mi sospecha.

Atrolondrado || CarlandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora