♡_HUALIAN_♡ ~•{one Shots}•~

¿Xie Lian sobreprotector?

La brisa suave agitaba las hojas de los árboles mientras el sol se ocultaba en el horizonte, bañando el paisaje en tonos dorados y naranjas. En el corazón del Monte Taicang, el Templo Puqi permanecía en su calma habitual. Sin embargo, esa tarde, una inquietud palpable se cernía sobre xie lian, pensando en donde y como estaria su amado sang lang.

Hua Cheng había salido temprano en la mañana para atender algunos asuntos importantes en la Ciudad Fantasma, prometiendo regresar antes del anochecer. Xie Lian había esperado pacientemente, pero con cada minuto que pasaba, su ansiedad crecía. El sol ya había comenzado a desaparecer y aún no había señales de Hua Cheng.

Xie Lian, normalmente calmado y sereno, se encontraba caminando de un lado a otro, su mente llena de pensamientos inquietantes. Aunque confiaba en Hua Cheng más que en nadie en el mundo, no podía evitar preocuparse por su bienestar. Sus manos temblaban ligeramente mientras se esforzaba por mantener la compostura.

Finalmente, escuchó un suave crujido en la puerta del templo. Se giró de inmediato y vio la figura familiar de Hua Cheng entrando. Su silueta era tan reconfortante como siempre, pero Xie Lian notó una ligera sombra de cansancio en su rostro. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el para ahogarlo en un abrazo y tal vez nunca soltarlo.

"¡San Lang!" exclamó Xie Lian, su voz cargada de preocupación y alivio. "Estaba tan preocupada por ti. ¿Qué te tomó tanto tiempo volver?

Hua Cheng, aunque sorprendió por la intensidad del abrazo, escuchó con ternura y acarició suavemente el cabello de Xie Lian. "Lo siento, Gege. Algunos asuntos tomaron más tiempo del esperado. Pero estoy bien, no hay de qué preocuparse estoy mas que bien y de vuelta en casa.

Xie Lian se apartó un poco para mirarlo a los ojos, su expresión seria. "Prométeme que no volverás a hacerme esperar tanto. No soporto la idea de que algo te hubiera pasado y no pude estar hay para ayudarte"

La mirada de Hua Cheng se suavizó aún más. "Te lo prometo, Gege. Siempre haré lo posible por regresar a ti lo más pronto y no me pasara nada"

Aunque las palabras de Hua Cheng calmaron un poco la ansiedad de Xie Lian, no pudo disipar completamente la inquietud que sentía. La idea de perder a Hua Cheng, su amado San Lang, era simplemente insoportable. Xie Lian sabía que su posesividad era irracional, pero no podía evitarlo. Hua Cheng era su todo, y la mera idea de estar sin él le resultado insoportable, debia protegerlo, si fuera posible ya lo hubiera encerrado en una burbuja para siempre, donde nadie lo tocara ni lo mirara.

Los días siguientes, Xie Lian se mostró más atento y protector que de costumbre. Insistía en acompañar a Hua Cheng a donde fuera, aunque sólo fuera a la Ciudad Fantasma para supervisar algún asunto menor. Hua Cheng, aunque inicialmente se sorprendió por este cambio, aceptó con una sonrisa, entendiendo que la preocupación de Xie Lian provenía de un lugar de amor.

Una tarde, mientras caminaban juntos por un sendero boscoso, Xie Lian tomó la mano de Hua Cheng, apretándola con fuerza. "San Lang, sé que estoy siendo excesivo, pero no puedo evitarlo. No quiero que nada ni nadie te lastime, debes estar conmigo para siempre no nos separaremos nunca"

Hua Cheng se detuvo y giró para mirar a Xie Lian a los ojos. "Gege, no hay nada en este mundo que pueda separarme de ti. Te lo he jurado antes y lo juro de nuevo. Mi corazon solo te pertenece a ti"

Las palabras de Hua Cheng, pronunciadas con tanta sinceridad, hicieron que los ojos de Xie Lian se llenaran de lágrimas. Sin decir una palabra, se inclinó y besó a Hua Cheng con una pasión y una necesidad que no había mostrado antes. Hua Cheng correspondió al beso con igual fervor, sus brazos envolviendo a Xie Lian en un abrazo, para poco a poco bajar a su cintura y pegar mas sus cuerpos.

era necesario tenerlo solo para el, nadie mas lo tocaria.

Sin embargo, la posesividad de Xie Lian no desapareció por completo. Continuó vigilando de cerca a Hua Cheng, asegurándose de que siempre habría una salva. Hua Cheng, por su parte, aceptaba este comportamiento con paciencia y amor, sabiendo que el corazón de Xie Lian solo pensaba en us bienestar, lo cual a hua cheng le encantaba la atencion que le daba su alteza.

Con el tiempo, Xie Lian aprendió a equilibrar su deseo de proteger a Hua Cheng con la confianza en su amor mutuo. Su relación se fortaleció aún más, forjada en la comprensión y el respeto. Xie Lian seguía siendo posesivo, pero había aprendido a confiar en la fuerza y ​​la lealtad de Hua Cheng.

Juntos, enfrentaron los desafíos que se les presentaban, sabiendo que mientras estuvieran juntos, podrían superar cualquier obstáculo. La posesividad de Xie Lian se convirtió en una fuente de fuerza, un recordatorio constante de lo profundo de su amor por Hua Cheng.

Y así, en el corazón del Monte Taicang, el Templo Puqi se convirtió en un refugio de amor eterno, donde dos almas se encontraban y se mantenían unidas, sin importar las tempestades del mundo exterior.

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