Xie Lian siempre había sido un hombre compasivo y lleno de bondad, pero con un don que lo ponía en una situación incómoda más de lo que le gustaría admitir: podía leer mentes. Desde pequeño, había aprendido a vivir con este talento, aunque a veces resultaba más una carga que una bendición.
Después de su tercera ascensión, Xie Lian decidió mantener su habilidad en secreto. No quería que los demás dioses o fantasmas se sintieran incómodos a su alrededor. Sin embargo, hubo una persona que, sin saberlo, siempre fue un libro abierto para él: Hua Cheng.
Hua Cheng, el Rey Fantasma de Sangre, lo había seguido desde hace siglos. Lo acompañaba en todas sus misiones, sin importar cuán peligrosas o triviales fueran. Para Xie Lian, la compañía de Hua Cheng era un consuelo constante. Pero también traía consigo una serie de pensamientos que Xie Lian no podía ignorar.
Mientras viajaban juntos por el Reino de los Mortales en busca de un demonio que había estado aterrorizando a una aldea, Xie Lian no pudo evitar captar los pensamientos de Hua Cheng.
"Si tan solo pudiera tocar su cabello..."
Xie Lian se sonrojó levemente, intentando concentrarse en el camino frente a ellos. Pero los pensamientos de Hua Cheng seguían fluyendo.
"Sus labios deben saber a miel..."
Xie Lian tropezó ligeramente, pero recuperó el equilibrio rápidamente. Hua Cheng lo miró con preocupación.
"¿Estás bien, Gege?" preguntó Hua Cheng, con una voz cargada de genuina preocupación.
"Sí, sí. Estoy bien," respondió Xie Lian, intentando calmarse. "Solo estoy un poco cansado."
Hua Cheng asintió, pero sus pensamientos continuaron.
"Esa sonrisa... Haría cualquier cosa para verla todos los días."
El corazón de Xie Lian latía más rápido. Sabía que Hua Cheng estaba enamorado de él, pero escuchar estos pensamientos tan íntimos era algo que lo desarmaba por completo.
A medida que se acercaban a la aldea, Xie Lian trató de enfocarse en la misión. Sin embargo, cada vez que Hua Cheng estaba cerca, sus pensamientos lo invadían.
"Si pudiera abrazarlo, protegerlo de todo... Haría cualquier cosa para que fuera feliz."
Finalmente, llegaron a la aldea y comenzaron a investigar. Xie Lian intentaba concentrarse, pero los pensamientos de Hua Cheng seguían siendo una distracción constante. Mientras interrogaban a los aldeanos, Hua Cheng no dejaba de observar a Xie Lian con devoción.
"Gege es tan hermoso cuando está concentrado. No puedo dejar de mirarlo."
Xie Lian sintió que su rostro se calentaba nuevamente. Intentó mantenerse profesional, pero la intensidad de los pensamientos de Hua Cheng era abrumadora.
Finalmente, encontraron al demonio que estaba causando estragos en la aldea. Una batalla intensa siguió, y juntos, lograron derrotarlo. Mientras el demonio se desvanecía, Xie Lian cayó de rodillas, agotado.
Hua Cheng corrió hacia él, sosteniéndolo en sus brazos. "Gege, ¿estás bien?"
Xie Lian asintió, respirando con dificultad. "Sí, solo... necesito un momento."
Hua Cheng lo sostuvo firmemente, sus pensamientos llenos de preocupación y deseo.
"Si tan solo pudiera sostenerlo así para siempre..."
Xie Lian lo miró a los ojos, finalmente decidido a enfrentar la situación. "San Lang..."
"Sí, Gege?" respondió Hua Cheng, con la voz suave.
"Necesito decirte algo," dijo Xie Lian, tomando una profunda respiración. "Desde hace mucho tiempo, tengo un don... puedo leer mentes."
Hua Cheng lo miró sorprendido, pero no apartó la vista. "¿Has estado... escuchando mis pensamientos?"
Xie Lian asintió lentamente. "Sí, y... no sabes cuánto significan para mí tus sentimientos. Pero me siento culpable por no haberte dicho esto antes."
Hua Cheng sonrió suavemente. "Gege, no tienes que sentirte culpable. Mis pensamientos, mis sentimientos por ti son reales. No me importa que los conozcas, porque nunca he querido ocultártelos."
Xie Lian sintió una ola de alivio y emoción. "San Lang, yo..."
Hua Cheng lo interrumpió suavemente, colocando un dedo en sus labios. "No tienes que decir nada, Gege. Lo sé."
Y en ese momento, Hua Cheng inclinó su cabeza y besó a Xie Lian. Fue un beso lleno de pasión y amor, un reflejo de todos los pensamientos que Xie Lian había escuchado. Y por primera vez, Xie Lian se permitió sumergirse en esos sentimientos, correspondiendo al beso con todo su ser.
Cuando se separaron, Hua Cheng lo miró con ojos llenos de devoción. "Gege, te amo. Siempre lo he hecho y siempre lo haré."
Xie Lian sonrió, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad. "Y yo te amo, San Lang. Gracias por ser mi compañero, mi amigo... y mi amor."
Y así, en medio de una aldea que comenzaba a sanar, Xie Lian y Hua Cheng encontraron su propio refugio en el amor que compartían, sin más secretos entre ellos.
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felicitenme ando repuntual
y como siempre nuestros geis favoritos nos muestran que el amor si existe.....para ellos no para nosotros :(
muy bien nos vemos en el siguiente
si tienen sugerencias o demas estare mas que contenta de leerlos en los comentarios :D
bye
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♡_HUALIAN_♡ ~•{one Shots}•~
Fiksi PenggemarHistorias cortas del hermoso amor del hualian, mostrándonos que el amor existe Los personajes no son míos! Sin más que decir disfruten y no dejen malas críticas por fa Y recuerden es un fanfic puede que los personajes no se parezcan a la obra origi...