the last you my only love |•4|•

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En un instante, Perú se encontraba en su habitación, lleno de confusión y dolor de cabeza. Intentó levantarse, pero el mareo lo derribó nuevamente en la cama. En su mano, descubrió un anillo desconocido, que emanaba una extraña sensación de malestar. Al intentar quitárselo, una punzada de dolor atravesó su cabeza, obligándolo a desmayarse.

En su inconsciencia, Perú quedó atrapado en un torbellino de oscuridad. No podía recordar quién era, dónde estaba ni por qué estaba allí. Todo en su mente era un caos de confusión y vacío. Fragmentos de recuerdos intentaban emerger, pero eran rápidamente devorados por la niebla opresiva que lo rodeaba.

Mientras tanto, Estados Unidos llegó, sintiendo una extraña sensación de miedo y protección al abrazar a Perú. Con una sonrisa, le dijo: "Ya estás listo, amor mío".

Perú, confundido, preguntó por qué le llamaba así, y Estados Unidos rió. "Oh, cariño, olvidaste que perdiste la memoria. Claro, soy tu prometido, mi amado. Te salvé de tu cruel padre, España".

Perú, sin entender del todo, aceptó esa explicación y sonrió mientras Estados Unidos lo llevaba con alegría. Por fin había logrado atraparlo y hacer lo necesario para que nunca se alejara de su lado. En su mente, Estados Unidos se aseguró de que Perú nunca descubriera la verdad, mientras lo veía hacer una corona de flores. Sus recuerdos podrían haber desaparecido, pero sus instintos permanecían intactos. Perú nunca sabría lo que había hecho, y eso era exactamente como Estados Unidos quería que fuera.

Perú vivió en la penumbra de la inconsciencia durante mucho tiempo, mientras fragmentos de su mente le susurraban que se alejara. Sin embargo, en las noches, los sueños eran una historia diferente. Fragmentos de recuerdos fugaces luchaban por alcanzar la superficie, advirtiéndole que se alejara, pero Perú no hizo caso. Para él, Estados Unidos era su todo, su amado, su futuro prometido.

Mientras tanto, más países se liberaban y conseguían su independencia en América del Norte, Centro y Sur, pero no olvidaban a su querido hermano Perú, prometiendo recuperarlo una vez que todos fueran libres e independientes.

En una noche particularmente especial, Estados Unidos le hizo una propuesta de vida que parecía sacada de un sueño. Era la mejor del año, y claro, no invitaron a los países latinos ni a España. Estados Unidos se escudó diciendo que seguramente no vinieron, y a Perú le pesó no ver a sus hermanos, aunque no entendía por qué.

Mientras se alistaba, Francia apareció detrás de él con una sonrisa cálida. "Bienvenido a la familia, cariño. Espero que traigas grandes herederos, muy fuertes", dijo con un brillo travieso en los ojos.

Perú se sintió nervioso y confundido. No entendía a qué se refería Francia, pero Estados Unidos le explicó que él era un doncel con la capacidad de dar vida, a pesar de ser hombre. Perú asintió nervioso, sin comprender del todo las implicaciones de sus palabras.

El momento del altar llegó, y Perú se encontraba en un estado de confusión y malestar que no podía ignorar. A pesar de las náuseas y la incomodidad que sentía en su interior, siguió adelante con la ceremonia, diciendo "sí" cuando su mente y su cuerpo le gritaban que detuviera todo.

La celebración fue grandiosa, pero para Perú, cada momento se sintió forzado y artificial. No podía evitar sentirse atrapado en una telaraña de deber y expectativas, sin espacio para su propia voluntad.

Llegada la noche, Estados Unidos lo acorraló contra la pared con pasión desenfrenada, pero Perú se sentía perdido y confundido. No sabía qué hacer, así que simplemente se dejó llevar por la corriente, sin entender del todo las emociones que lo abrumaban.

A medida que avanzaba la noche, Perú se sentía más y más atrapado en una situación que no podía comprender ni controlar. La sensación de vacío y desesperación lo invadía, pero no sabía cómo escapar de ella.

Una semana después de la ceremonia, Perú comenzó a experimentar síntomas extraños: náuseas, dolor de cabeza y desmayos ocasionales. Preocupado por su salud, decidió visitar al médico, y fue allí donde descubrió la verdad impactante: ¡estaba embarazado!

Aunque la noticia debería haber sido motivo de alegría, Perú se encontraba abrumado por una sensación de terror y confusión. Su cuerpo temblaba y lloraba, incapaz de entender lo que estaba sucediendo. No sabía por qué se sentía tan asustado, pero algo dentro de él gritaba peligro.

De repente, un fragmento de recuerdo se abrió paso en su mente, revelando una imagen perturbadora de Estados Unidos obligándolo a beber un líquido desconocido. Perú se estremeció ante el recuerdo, pero una voz en su interior le prohibió compartirlo con nadie.

Con la mente llena de preguntas y temores, Perú regresó al castillo, solo para escuchar a una de las sirvientas murmurando acerca de cómo lo estaban utilizando. Intrigado y alarmado, intentó obtener más información, pero antes de que pudiera hacerlo, Estados Unidos apareció y lo abrazó.

Sin darse cuenta de la mirada cruel que le lanzaba a la sirvienta, Estados Unidos consoló a Perú, quien se sintió más confundido y vulnerable que nunca. Mientras la sirvienta huía aterrada, Perú se preguntaba qué secretos oscuros se escondían detrás de la fachada de su vida aparentemente perfecta.

Después del shock inicial, Perú comenzó a aceptar gradualmente la idea de ser padre. Aunque seguía sintiendo miedo y confusión, el amor que recibía por parte de Estados Unidos ayudaba a aliviar su preocupación. Estados Unidos no escatimaba en demostrar su apoyo y amor, llenando a Perú de regalos y mimándolo durante todo el embarazo.

—Carino, te traje una selección de tus dulces favoritos. ¡Asegúrate de comer bien para que nuestro bebé esté sano y fuerte! —dijo Estados Unidos, colocando una bandeja llena de golosinas frente a Perú.

Perú sonrió, agradecido por el gesto. —¡Gracias, amor! Eres tan atento.

A medida que avanzaba el embarazo, Estados Unidos se volvía cada vez más protector y cariñoso.

—Perú, ¿necesitas algo más? ¿Estás cómodo? ¿Quieres que te traiga algo para el malestar matutino? —preguntó Estados Unidos con preocupación.

Perú asintió, conmovido por el cuidado de su pareja. —Gracias, cariño. Estoy bien, pero aprecio mucho tu preocupación.

A medida que se acercaba la fecha de parto, Estados Unidos se aseguró de estar presente en cada cita médica y de cuidar de Perú con esmero.

—Perú, ¿cómo te sientes? ¿Hay algo que necesites? —preguntó Estados Unidos, sosteniendo la mano de Perú mientras esperaban a ver al médico.

Perú se sintió abrumado por el afecto de Estados Unidos. —Estoy bien, amor. Solo necesito que estés a mi lado.

La llegada del bebé fue recibida con alegría y emoción. Estados Unidos no pudo contener su entusiasmo y llenó la habitación con regalos para el recién nacido.

—¡Mira, Perú, todo esto es para nuestro pequeño! Quiero que tenga todo lo que necesita y más. —dijo Estados Unidos, con los ojos brillando de emoción.

Perú se conmovió por el amor y la dedicación de su pareja. —Gracias, amor. Nuestro bebé es muy afortunado de tenerte como padre.

Entre risas y lágrimas de felicidad, Perú y Estados Unidos celebraron la llegada de su hijo, con la certeza de que juntos serían una familia fuerte y amorosa.

Aceptando el mañana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora