Правда •|7|•

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«Decir que aquello me descolocó es poco; debo decir que eso me destrozó.»

Rusia. Esto a acabado

Cuando México se enteró de que quien apoyaba a su supuesto mayor enemigo era su propio esposo, la traición lo hirió profundamente. En su angustia, enfrentó a Rusia con una furia incontrolable.

—¿Por qué, Rusia? ¿Por qué apoyaste a USA, sabiendo que apartó a mi hermano del mundo? ¿Qué te daba el derecho? ¡Por ser potencias se creen que pueden destrozarnos! Rusia, te odio. Un golpe dolía menos —gritó México, empezando a tirar todo lo que veía a su alrededor.

Rusia, tratando de mantener la calma, respondió con una voz cargada de tristeza y miedo.

—Sabía que reaccionarías así, México. Te conozco. Si te lo hubiera dicho, no reaccionarías como ahora.

—¡Quiero el divorcio! —exclamó México con la voz quebrada.

—¡Tuve miedo, maldita sea! Por mi pelea con su cuñado Ucrania, él amenazó con matarte a ti y a nuestros hijos. Por eso lo hice —Rusia rompió a llorar, y México lo miró sorprendido y temblando aún.

—Pruébalo —exigió México.

Rusia le tiró su celular.

—No tengo nada que esconder —dijo, y México, buscando en el dispositivo, solo encontró pláticas vanas. Desconcertado, miró a Rusia, quien suspiró y sacó otro aparato idéntico al primero.

—El FBI debe haberlo borrado. Por eso no confío en esas baratijas —dijo Rusia.

Ahí, México vio los mensajes que confirmaban las amenazas. Ambos se abrazaron y lloraron juntos, aunque México lloraba más de cólera que de dolor. El descubrimiento de las amenazas solo avivó su furia. Subió a su limusina y se dirigió a la sede de la ONU, decidido a confrontar a USA.

Al llegar, México irrumpió en la oficina donde se encontraba USA, acompañado de varios guardias que fueron detenidos por un silencioso gesto de ONU. USA, al ver la furia de México, intentó retirarse, pero México lo acorraló.

—¡Maldito! No te basta con amenazar a mi esposo y secuestrar a mi hermano para alejarlo de todos —gritó México, lleno de rabia.

ONU, sorprendido, miró a USA.

—¿Eso es verdad? —preguntó.

USA sonrió fríamente y negó con la cabeza.

—Eso es mentira —dijo, empujando a México contra la pared y sujetando su muñeca con fuerza. —Escúchame bien, maldito. Te soporto por Perú, mi marido, pero si te pasas de listo, algo le puede pasar a esos chiquillos.

México intentó golpear a USA, pero ONU lo detuvo.

—¿Qué haces? ¿No ves que me está amenazando? ¡Haz algo, ONU! —gritó México, mientras ONU lo ignoraba, volteando la mirada con tristeza.

En ese momento, Perú llegó con Usper a la oficina. Al ver la escena, corrió hacia su esposo USA.

—¿Estás bien? —preguntó Perú, intentando también ayudar a México.

Aceptando el mañana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora