Las estridentes risas llenaban el local. De las barbacoas, salía el característico olor de la mezcla de carne y carbón, el humo extendiéndose, hasta nublar el espacio de un tono blanquecino. Sonaba el tintineo de las botellas de soju, dispersas por toda la alargada mesa donde el equipo de la película estábamos sentados. Llevábamos menos de una hora en el restaurante de barbacoa, pero el ambiente era relajado, como si todos se conocieran desde hacía tiempo.
Puede que fuera así. La industria del entretenimiento coreano era un mundo pequeño, especialmente la de actores y productores de primera categoría. Seguramente varios de los actores habían trabajado con alguno de los miembros de producción anteriormente, especialmente Byeon Woo Seok. Sus risas eran las que resonaban con más fuerza; estiraban las comisuras de sus labios, y se le achinaban los húmedos ojos. El pelo, después de un tiempo en el caluroso ambiente del restaurante, lleno de potentes barbacoas, se le había encrespado ligeramente. Algunos mechones se le pegaban a la frente, que apartaba descuidadamente. Las mejillas se le habían sonrojado después de un par de tragos de soju.
–¡sunbaenim! ¡sunbaenim Woo Seok!–exclamó uno de los actores, un chico corpulento poco mayor que yo. Me sonaba haberlo visto en alguna serie como personaje secundario–¿te acuerdas cuando nos conocimos en un casting para aquella serie hace dos o tres años? Era mi primer casting, y te reconocí de verte en Recuerdos de Juventud. Te vi delante mío, tan guapo y alto, y pensé; joder, si él audiciona estoy perdido. ¡No conseguiré el papel protagonista ni aunque suplique!
Todos estallaron a risas, algunos con un par de copas de más. Byeon Woo Seok también rió, aunque parecía algo avergonzado.
–sabía que te convertirías en una estrella desde entonces, pero nunca esperaba que acabariamos actuando en una película juntos–prosiguió el chico.
–Woo Seok, ¿qué tal si nos sirves un trago para celebrarlo?–le sugerió el director Hyun. Durante la cena, ya habían hecho a varios de los miembros del equipo servir tragos a todos, cada vez con alguna excusa de algo que celebrar. Byeon Woo Seok levantó una botella de soju, y fue sirviéndole con las dos manos un chupito a cada uno de los de la mesa.
Estaba en el lado opuesto de la mesa, unas cuantas sillas a la derecha. Se acercaba mi turno, y me gustaría decir que no me aceleraba el corazón el prospecto de ver sus ojos levantarse hasta los míos cuando me servía el soju; su gentil mirada bajo sus largas y oscuras pestañas, sus labios gruesos y rosados entreabiertos.
Cuando llegó mi turno, pasó la botella por delante, y le sirvió a la mujer de mediana edad a mi lado. Seguramente se notó mi conmoción, y el director Hyun le llamó la atención a Byeon Woo Seok. Todos los de la mesa se giraron a mirarnos, y al escuchar la pregunta, se extendieron los susurreos.
–Woo Seok, ¿porqué no le sirve un trago también a Jiwon?–dijo, pasando su mirada de Byeon Woo Seok a mí. Él se giró al director, con la boca algo abierta, confuso.
–¿a ella?–preguntó, aún sin mirarme.
–¡Claro!–respondió el director, riendo. Los demás acompañaron las risas del director, incomodados por la situación.
–tengo 21 años, puedo beber alcohol–respondí, mi voz algo temblorosa. Me sentía fuera de lugar con tanta gente desconocida, pero lo que más me hacía que se me removiera el estómago era estar tan cerca de él. Inclinado por encima de la mesa, podía sentir su olor amaderado, cálido y acogedor, mezclado con un olor más profundo, el suave olor almizclado de su piel.
–perdona, pensaba que eras menor–al escuchar su comentario, las personas a mi alrededor se miraron con nerviosismo.
–Jiwon, ¿verdad que tienes veintiún años?–preguntó el director Hyun, algo preocupado.
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𝐉𝐮𝐬𝐭 𝐟𝐨𝐫 𝐎𝐧𝐜𝐞 - Byeon Woo Seok
RomanceJiwon se ha mudado a Corea con su madre después de que sus padres se separaran , y se ha transferido a la Universidad de Yonsei, para seguir con sus estudios en cinema. Ahora vive en Seúl con su abuela, su madre y su hermano, y se ha propuesto segu...