Capítulo 1: Lo Que Siempre Soñé

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Otra noche en vela vigilando en cada rincón del infierno por si Alastor volvía aparecer, así fueron los primeros dos años en la ausencia del demonio de la radio, noches enteras rogando por aunque sea verlo pasar por entre las oscuras calles del infierno, y es que a donde fuera, Vox preguntaba por alguna noticia, cualquier novedad sobre su paradero, pero siempre había negativa, durante esos años Vox decidió enterrar sus sentimientos para poder continuar con su vida en el anillo del orgullo, pero simplemente 7 años desde que Alastor se marchó sin despidida alguna, apareció en aquel destartalado y de “mal gusto”  Hotel de nombre Hazbin, y Vox reaccionando como aquel adulto serio del que se jactaba de ser, decidió mostrarle su poder a Alastor, aunque terminara siendo humillado por su contrincante, Vox no se daría por vencido, después de ver al demonio ciervo, ser derrotado por Adam, cierto vacío llegó a su estómago algo que le advertía de que quizá las cosas no estaban del todo bien, esa noche se embriagó junto a la vieja y desgastada foto de su viejo rival, recordando aquellos dorados años en donde pensaba que no estaría con nadie más, deseando volver el tiempo atrás y enmendar todo, durmió abrazando aquella foto con fuerza contra su pecho, que patético debía verse en ese momento, que ni siquiera el propio Valentino se atrevió a dar un paso dentro de la habitación, cuando llegó el día siguiente Vox despertó con una extraña sensación en su pecho, algo muy pesado que le impedía respirar con normalidad.

— Mmm… Valentino… Te dije que no duermas sobre mi… No soy tu almohada.

Vox levantó las cobijas, pero para su sorpresa miró a Alastor durmiendo apacible sobre su pecho, Vox pegó un grito y salió de la cama aterrado, cayendo de espaldas lo que de inmediato hizo que Alastor se levantara aún somnoliento y estirandose sin bajar del colchón, después se asomó por el borde de la cama, con aquella típica sonrisa, pero esta vez había algo diferente, pues aunque tenía un gesto cansado, su mirada brillaba de una forma dulce y tierna, su cabello aunque algo despeinado caía sobre su frente de forma juguetona, su pijama de un atrevido encaje rojo, dejaba ver parte de su pecho y torso qué tenían algunas cicatrices.

— Buenos días, cariño… ¿Habrá un día en que podamos despertar sin gritos?

Vox se quedó perplejo, empezando a retroceder, arrastrándose por el piso sin dejar de mirar a Alastor, hasta que finalmente se levantó tomando la perilla de la puerta saliendo despavorido de ahí, en ese momento lo primero que cruzó por su mente fue; >>”¿Me ha secuestrado?”>> más luego sacudió su cabeza negando este hecho, al mirar a su alrededor se percató de que había entrado al baño, la ubicación era la misma que tenía en casa, pero el baño se veía diferente, tenía adornos bastante pasados de moda pero había también algunas cosas tecnológicas combinadas, cuando por fin se calmó miró, con mayor detenimiento, desde los cepillos de dientes, hasta los diferentes shampoos y jabones corporales, todo parecía de una pareja, además de que habían en la esquina del baño, colocados minuciosamente, unas batas de baño a juego, a verlas más de cerca pudo darse cuenta de que una le pertenecía a él y la otra a Alastor, en ese momento la puerta se abrió, Alastor estaba molesto.

— ¿Otra vez vas a pasarte el día sin hablarme? — Cruzó los brazos, fulminando con la mirada a Vox— ¿Qué? ¿Acaso te golpeaste en la noche?

— Emm.. ¿Alastor? Ah… ¿Tú sabes… Quien soy?

Alastor arrugó el entrecejo realmente molesto, Vox de inmediato sintió que sería atacado por lo que se alejó unos pasos dispuesto a recibir y devolver el ataque, pero en cambio solo escuchó un cansado suspiro.

— No estoy de humor para estos juegos... Cámbiate y baja de desayunar.

Alastor entonces salió del baño azotando con fuerza la puerta, unos minutos después Vox también salió, de inmediato comenzó a comprobar si aquello era un sueño, probó varias cosas, desde pellizcos, hasta mojarse el rostro, pero simplemente todo era demasiado real, en ese momento aroma a comida llenó el lugar y finalmente Vox sabiendo que aquello no era un sueño, bajó con lentitud las escaleras asomandose solamente para observar a Alastor cocinar con completa calma un desayuno para ambos, llevaba un mandil rojo con las palabras escritas "besa a el ciervo", a su vez tarareaba una canción y por momentos agitaba sus orejas a la más mínima sensación de viento, en ese instante y sin girarse comenzó a hablar.

— Juro por Lucifer, que si no te haz cambiado voy a romperte una pierna.

Un gran gesto de molestia, hastío y cansancio se formó en el rostro de Alastor cuando no recibió respuesta, después se giró tomando su sartén caliente para servir unos huevos en un plato.

— Siéntate de una vez... Desayuna y después te ayudo a buscar algo lindo que ponerte... Últimamente usas una ropa horrible.

Vox comenzó acercarse muy lentamente y con cierto miedo, al sentarse a la mesa su nerviosismo aumentó cuando Alastor le colocó una servilleta en el cuello.

— No vayas a ensuciarte querido...

— Oh... Este... Gracias... — Vox titubeo al hablar mientras empezaba a comer con lentitud, Alastor cerró con calidez los ojos expresando dulzura, en el momento en que Vox saboreo la comida sus ojos se iluminaron.— ¡Esto está bueno!

— ¡Oh querido.... Que adulador! Finalmente te comportas como siempre... Pero sigo molesto contigo, no deberías haber perdido el tiempo... Ya deberías haberte cambiado... Llegaremos tarde con Rosie...

Sin embargo en este punto Vox no escuchaba absolutamente nada, solo devoraba con gran apetito la comida preparada por Alastor, quien se sentía tan halagado al verlo disfrutar su comida, que se levantó de su asiento y cuando Vox terminó de comer, besó tiernamente el costado de su pantalla, lo cual provocó que Vox se inmovilizara completo perplejo, e incluso algo asustado, Alastor se rio al ver su reacción y acarició con picardia el borde de la pantalla de Vox con su dedo índice.
— Sin dudas eres el hombre con quien me casé...

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