Capítulo 2: Te quiero confesar.

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Las semanas siguientes del primer paseo en el parque fueron un torbellino de emociones para Chiara.  

Mientras Chiara se sumergía en su arte, ella intentaba descifrar los sentimientos que Violeta había despertado en ella. Cada trazo de pincel parecía un intento de plasmar la confusión y la esperanza que se revolvían en su interior.

Violeta, por su parte, se mantuvo cerca, pero respetuosa del espacio de Chiara. 

Continuaron trabajando juntas en la academia, sus conversaciones se volvieron más íntimas y sus risas, más frecuentes. Sin embargo, había una nueva tensión, una expectativa no dicha que flotaba entre ellas. Una tarde, mientras ambas trabajaban en el estudio de la academia, Chiara se detuvo, su pincel suspendido en el aire.

—Violeta, ¿puedo hablar contigo? , preguntó, su voz un susurro inseguro.

Violeta dejó su cámara a un lado y se acercó a Chiara, notando la seriedad en sus ojos.

—Claro, Chiara. ¿Qué sucede?, respondió, sentándose a su lado.

Chiara respiró hondo, buscando las palabras adecuadas.

—He estado pensando mucho sobre lo que me dijiste en el parque. Sobre tus sentimientos. Y... creo que yo también siento algo por ti. Pero tengo miedo. Miedo de no saber quién soy realmente, miedo de lo que esto podría significar.

Violeta tomó la mano de Chiara entre las suyas, su mirada llena de comprensión.

—Es normal tener miedo, Chiara. Todos tenemos miedos cuando enfrentamos algo nuevo y desconocido. Pero no tienes que hacerlo sola. Estoy aquí para ti, en cada paso del camino.

Chiara asintió, sintiendo una oleada de alivio. La sinceridad de Violeta le daba una seguridad que nunca había experimentado antes.

—Gracias, Violeta. No sé qué haría sin ti , dijo Chiara, dibujando una pequeña sonrisa.

A medida que los días pasaban, Chiara y Violeta comenzaron a explorar sus sentimientos de manera más abierta. Salieron juntas, disfrutando de pequeñas escapadas a museos y cafeterías, donde las conversaciones se volvieron más profundas y las miradas, más significativas. 

La confusión de Chiara empezó a disiparse, reemplazada por una certeza creciente de que lo que sentía por Violeta era real y poderoso. Una noche, mientras paseaban por la orilla del río, las luces de la ciudad reflejándose en el agua, Chiara se detuvo y miró a Violeta, su corazón latiendo con fuerza.

—Violeta, quiero que sepas que estoy lista. Lista para explorar lo que siento por ti, sin miedo.

Violeta sonrió, sus ojos brillando con emoción.

—Chiara, no tienes idea de cuánto significa eso para mí.

Bajo el cielo estrellado, compartieron un beso que selló su compromiso de enfrentar juntos el camino del amor y el auto descubrimiento. 

Sabían que habría desafíos, pero también sabían que, con el apoyo mutuo, podrían superarlos todos. El arte que creaban juntas se volvió un reflejo de su amor naciente, una expresión de las emociones y esperanzas que compartían. Y aunque en los pasillos de la academia  Chiara y Violeta eran simplemente compañeras sabían que fuera eran algo más.

Colores de un nuevo amor / KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora