Capítulo 11: Primeros días

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Los primeros días después del parto fueron una mezcla de agotamiento y felicidad para Chiara y Violeta. Estaban inmersas en el cuidado de su recién nacida, sin embargo, aún no habían decidido un nombre para su hija.

Una noche, mientras la pequeña dormía en la cuna del hospital, Chiara y Violeta se sentaron juntas en la pequeña habitación. El cansancio se reflejaba en sus rostros, pero sus ojos brillaban con amor y emoción.

—Sabes, hemos estado tan ocupadas cuidando de ella y de tí que ni siquiera hemos pensado en un nombre, dijo Violeta acariciando la mano de Chiara.

—Tienes razón. Nos hemos concentrado tanto en asegurarnos de que esté bien que se nos ha pasado completamente, respondió Chiara, mirando con ternura a su hija.

Hubo un momento de silencio mientras ambas reflexionaban. De repente, Chiara levantó la mirada, sus ojos llenos de una idea.

—¿Qué te parece Kara? , preguntó Chiara, con una suave sonrisa. Mi abuela se llamaba así. Falleció hace poco, y me haría mucha ilusión que nuestra hija llevara su nombre.

Violeta sonrió, conmovida por la propuesta.

—Me encanta, Chiara. Kara es un nombre precioso, y sería un hermoso homenaje a tu abuela. Kara será su nombre , respondió Violeta besando suavemente a Chiara.

Con esa decisión tomada, sintieron una ola de paz y satisfacción. Habían dado a su hija un nombre que no solo era hermoso, sino que también tenía un profundo significado.

Los primeros días en la maternidad fueron un torbellino de emociones y aprendizaje. El personal del hospital fue increíblemente comprensivo y paciente, enseñándoles cómo alimentar, cambiar pañales y calmar a Kara. Cada pequeño logro, como el primer baño o el primer eructo, se celebraba con risas y sonrisas.

Chiara y Violeta tomaron turnos para dormir y cuidar de Kara, asegurándose de que siempre hubiera alguien atenta a sus necesidades. Aunque estaban agotadas, el amor y la conexión que sentían con su hija les daba la fuerza para seguir adelante.

El tercer día, la madre de Chiara llegó al hospital para conocer a su nieta. Al verla, sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad.

—Es preciosa, Chiara. Kara es un nombre maravilloso. Estoy tan orgullosa de ustedes dos, dijo abrazando a ambas.

Los días pasaron rápidamente. El quinto día, Chiara y Violeta empezaron a prepararse para llevar a Kara a casa. Aunque estaban nerviosas por salir del entorno seguro del hospital, también estaban emocionadas por comenzar esta nueva etapa de sus vidas.

La mañana de la salida, mientras Chiara abrochaba a Kara en el asiento del automóvil, sintió una mezcla de nervios y alegría. Violeta, a su lado, le dio una sonrisa tranquilizadora.

—Todo va a estar bien, Chiara. Estamos juntas en esto, y Kara va a estar bien , dijo Violeta apretando suavemente la mano de Chiara.

— Creo que no es buena idea que yo sea la que lleve el coche por primera vez con Kara, dijo Chiara.

—Mi amor yo confío en tí, dijo Violeta tranquilizando a Chiara.

(Después de 10 minutos)

—Mi amor creo que la próxima vez yo llevo el coche, dijo Violeta pálida.

—¿Por qué?

— Chiara te has saltado 3 semáforos y casi matas a una pobre abuela.

— Exagerada, dijo Chiara riéndose.

Al llegar, la madre de Chiara había preparado una cálida bienvenida, con comida caliente y una casa ordenada para recibir a la nueva familia.

—Bienvenidas a casa, chicas. Vamos a cuidar de Kara juntas, dijo la madre de Chiara, abrazándolas.

Colores de un nuevo amor / KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora