Capítulo 10

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Sobre las once de la mañana, Paula sacó todo lo que había preparado de desayuno. Nanami, Rubén y Paula disfrutaban de este con el gran paisaje que disfrutaban. Tras las horas de entrenamiento, Nanami y Rubén estaban hambrientos. Paula sonreía satisfecha, al ver que se estaban comiendo. Entonces, Sibila apareció en escena, estirándose y bostezando. Los tres se quedaron asombrados mientras la observaban.

-¡Buenos días, familia! He dormido genial, la verdad es que ese colchón es muy cómodo. Además, me encanta levantarme y tener este gran desayuno hecho. ¡No puedo estar más agradecida! – exclamó Sibila con una amplia sonrisa

Se sentó y empezó a echarse del desayuno. Los tres la miraron extrañados. ¿No se acordaba de nada? En efecto, no se acordaba de nada. Sibila sólo era capaz de recordar desde que se había acostado hasta que se había levantado. De hecho, la conversación que había tenido con Rubén... pensaba que la había soñado. Para ella, había dormido tranquilamente y lo más seguro, es que no hubiese sido sonámbula aquella noche. Pobre Sibila, lo equivocada que estaba...

-¿Qué pasa?- preguntó Sibila, confundida ante las miradas de estos tres

-¿No te acuerdas de nada? – preguntó Rubén, un tanto dolido

-¿De qué me tengo que acordar? – respondió Sibila con una pregunta. Entonces, cayó. Posiblemente, esa noche, había hecho algo propio de una persona sonámbula.

-¿De recitar el futuro? ¿Tirarte por la ventana y que mi hijo te salvase? – contestó Nanami, siendo demasiado directa. De hecho, su mujer la fulminó con la mirada por no tener más tacto.

-¿Qué yo qué ¿Cómo va a ser...? – empezó a decir Sibila, pero al ver sus caras, paró y se planteó si eso era cierto.

No sabía que le parecía aún más preocupante: recitar el futuro o tirarse por la ventana. "Tengo que empezar a dormir con gente. Si recito el futuro, a lo mejor digo el premio ganador de la lotería y todo.": fue lo primero que a Sibila se le pasó por la cabeza al enterarse de eso. Después hizo memoria, recordando la escena que había tenido con RubSén. No había sido un sueño. Eso hizo que mirase a Rubén, se pusiera roja como un tomate y empezase a mirar demasiado las tostadas, para así evitar tener contacto visual con él. Le estaba dando demasiada vergüenza. Rubén se ruborizó al verla así. Paula sonrió de oreja a oreja al verlo y levantó las cejas a su mujer, emparejándoles completamente. Nanami respiró hondo, intentando no reírse de la reacción de Paula.

- ¿Desde cuándo te pasa? – preguntó Nanami, intentando unir las piezas

- ¿El qué? – preguntó Sibila

-Ser sonámbula y recitar poemas horribles mientras tienes estos episodios- indicó Nanami

-Pues... empecé de niña. Al parecer, antes de los diez años lo solía hacer mucho. Un día, hasta predije que mi madre le estaba poniendo los cuernos a mi padre. Sin embargo, no eran predicciones, no sé, nunca le dieron importancia a lo que decía. Es cierto que los médicos se extrañaron, ya que los sonámbulos no suelen hablar. Total, que mis padres buscaron muchas alternativas y al final, no cenar por las noches funcionó y dejé de hacerlo. Por eso, no suelo cenar. Es cierto que a veces he cenado y no ha pasado nada. Ya son episodios aislados. La última vez me pasó hace 3 años, cuando empecé a decir que mi abuela había muerto. Pocas horas después, llamaron los de la residencia para confirmarlo. No sé, lo consideraron como que el espíritu de mi abuela había venido a mí... pero no decir el futuro. ¿Por qué decís que recito el futuro?

- ¿Tu madre le ponía los cuernos a tu padre? – preguntó Nanami

-No, pero se los acabó poniendo, varias veces – contestó Sibila, recordando su drama familiar

La elegida de Poseidón (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora