CAPÍTULO 1

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–BIENVENIDOS AL PISO MARRUSKI.

La puerta de madera del 4B se había abierto de golpe con energía, chocando contra la pared, algo que hizo que los recién llegados a la fiesta hicieran un paso hacia atrás del susto.

–Joder...–susurró Paul, poniéndose la mano en el pecho.

Después del sobresalto, Naiara y Lucas aplaudieron con ganas mientras que Cris y Omar sonreían con naturalidad, como si nada les pillara de sorpresa con aquel recibimiento de Ruslana. Sin embargo, segundos más tarde, desde el otro lado del piso vieron llegar a un ofendido Juanjo:

–¡Oye! ¡El piso de los grillos! ¡Habíamos quedado que dirías eso y no lo has dicho ni una puta vez, Rus!

La más pequeña del grupo puso los ojos en blanco:

–Más, el añadido y pesado de Juanjo-y sin mirar, la pelirroja añadió con una tensa sonrisa.

–¡Ruslana!

En aquel momento, aún con el pomo de la puerta entre las manos, y ocupando todo el umbral, se giró para encontrarse con sus tres nuevos compañeros de piso:

–¿Qué? No me miréis así, es la verdad–pisó con fuerza, como una niña pequeña–. El piso iba a ser para los tres...

–Venga, una lloradita y a seguir–le golpeó Martin con cariño en la cabeza.

Sin embargo, ninguno de los cuatro se había dado cuenta que habían tapado la entrada haciendo que les fuera imposible entrar a los demás:

–¡¿Pero se puede pasar o la fiesta es el rellano?!–hasta que se le acabó la paciencia a Naiara.

Uno a uno, fueron pasando al nuevo piso de los más pequeños de la academia y se fueron acoplando a los que ya estaban allí, adueñándose de los aperitivos que habían preparado en la mesa del comedor y sirviéndose las primeras cervezas de la noche.

La estancia era de paredes blancas, simple y sencilla; con una pequeña entrada y un pasillo en forma de L, que llegaba hasta una cocina bastante pequeña, seguida por un salón-comedor amplio y una terraza que podría ser la envidia de muchos en la capital.

El piso, a partir del salón, se dividía en dos. Dos direcciones opuestas, en las que había tres habitaciones.

La habitación más grande, la principal, se la habían adjudicado Martin y Juanjo ya que ambos compartían espacio; mientras que Rus y Chiara, al otro lado de la casa, tendrían cada una su propia habitación, aunque más pequeña.

–Toma, hemos traído esto por si hacías cortos de...–comentó Cris, para luego pasar su mano por la nuca con nerviosismo.

–Alcohol–añadió Lucas–. La verdad, mucho alcohol.

Chiara recibió los packs de cervezas y las botellas de vino, tanto de blanco como de tinto, en aquellas dos bolsas de supermercados que habían traído los recién llegados y las fue a meter en la nevera de la pequeña cocina.

–Bueno, ya estamos todos, ¿no?–preguntó Álvaro, pinchando un trozo de tortilla.

Alrededor de aquella mesa, sin sillas porque no había tanto espacio para todos, estaban casi todos los compañeros de Operación Triunfo de 2023.

–Falta Violeta–respondió la menorquina, regresando con sus catorce compañeros, segundos más tarde–. ¿Sabéis algo de ella?

Fue en aquel momento en el que Ruslana miró a Chiara alzando una de sus cejas, pero ninguno de los presentes se dio cuenta de aquel detalle. Ni siquiera la menorquina se percató de aquel detalle, porque simplemente estaba esperando a que alguien le respondiera.

If the world was ending... (you'd come over, right?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora