꒦꒷Capitulo 7꒷꒦

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Las chicas iban caminando al lado de mi cuando recibí un mensaje de Jason. No tenía nada que ver con lo sucedido la noche pasada, aun así, sonreí como tonta. Parecía que lo había visto hacía años, cuando fue hace solo un par de horas. Mi corazón latía rápido debido a la anticipación, una lástima que no nos acompañó a comprar lo que nos pondríamos para la fiesta de cumpleaños.

—¿Qué te parece este, Fay? —preguntó Lacy tomando la punta de un vestido para enseñármelo.

—Es lindo, deberías probártelo. —Le sonreí.

—¿Qué has visto tú? —inquirió Ruby. Jenn se asomó de un pasillo para mirarme.

—Aún no lo sé.

—Lo que se ponga se le verá bien igualmente —argumentó Jenn con un aire distraído.

—Lo dice la diosa griega —la molesté. Ella me guiñó y desvié la mirada para evitar sonrojarme.

En algún momento, mientras veía entre ganchos y ganchos de ropa, Jenn apareció a mi lado, sosteniendo un par de opciones, pero mostrándome solo una.

—Apostaría a que cualquiera de esos se te vería bien. —Hizo un gesto hacia lo que anteriormente yo miraba—. Aunque, basándome en lo que sé que te gusta... —Pausó un momento y hubo un asomo de sonrisa en sus labios que hizo chispear mi pecho—, encontré este que podría convencerte.

Su mano rozó la mía cuando me tendió un vestido negro, la tela parecía seda y era bastante fresca al tacto. En ese momento solo podía pensar en el gesto y en aquella sonrisa resuelta que llegaba a parecerse a la de su hermano, solo que a ella se las veías menos y tenían un toque más rudo.

—¿Encontraste algo para ti? —pregunté cuando estaba por irse.

—Creo que he visto algo de mi agrado. —Me sonrió y sus ojos estuvieron a punto de deslizarse de los míos—, pero hasta el momento, nada de ropa.

Creí captar un segundo significado, pero antes de que pudiera anticiparme o siquiera responderle, Ruby y Lacy aparecieron, para que cambiásemos de local lo más pronto posible.

Íbamos de tienda en tienda, conversando, tonteando y planeando algunos detalles que faltaban para la fiesta. Aunque Jenn era seria lográbamos sacarle una parte más vacilona y divertida. Según Ruby, era bastante amargada cuando se trataba de planear eventos, pero sacábamos partes de ella que no solía mostrar. Se veía más relajada pasadas las horas. Ya todas teníamos nuestros conjuntos listos y decidimos ir a tomarnos un café, Lacy nos invitó y la acompañé en la fila, ya que, según ella, no tenía la memoria suficiente para acordarse de lo que querían las demás.

Se giró y emitió un chillido por lo bajo, después golpeó mi hombro.

—Mira, ¿no es guapísimo? —señaló. Miré por detrás de ella a un tipo con una barba prominente. Sujetaba un café con la misma mano en que se posaba un reloj que lucía muy caro, la luz se reflejaba en lo alto de su cabeza calva.

—No puedo verle bien la cara. ¿Quién lleva gafas de sol en interiores? —Bajé la voz.

—Se ve que tiene dinero. —Alzó los hombros—, así me gustan a mí.

No hice hincapié en el hecho de que parecía doblarnos la edad, pero me dio curiosidad el tipo de hombres con los que había salido. En el pasado escuché varias bromas que hasta ese entonces cobraron sentido sobre salir con hombres mayores para obtener su dinero. ¿Sería ese el secreto de Lacy?

Pensé en ello más tarde, cuando ya sostenía mi vaso de café y caminábamos hasta la salida. Me tropecé levemente con los cordones de mis zapatillas y antes de que pudiera hacer algo al respecto Jenn se ofreció a arreglarlo. Sujeté su café cuando me lo tendió y la observé agacharse frente a mí. Era alta, no tanto como su hermano, pero sí más que cualquiera de nosotras, si estiraba los dedos podía meterlos en su cabello cobrizo.

Obsesiones pelirrojas [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora