Obsesiones pelirrojas [✓]

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Sabía que para no lastimar a nadie más tenía que poner todos mis sentimientos sobre la mesa y tomar una decisión. Ya no pensar en Allan y en lo que había dicho, tampoco centrarme en las luces o en Martín, ni siquiera en aquel susurro lejano que repetía un nombre: Sarah.

Recordé cuando Allan mencionó que usaría a Jenn de la misma manera, después de lo que pasó entre la pelirroja y yo aquel recuerdo sustituyó a los demás. Tenía que aclararme y decidirme.

Me metí a la ducha con el único propósito de eliminar aquel nombre del pasado, tardé más de lo habitual, pero para cuando pude salir me sentía como nueva. Salí con Ruby toda la tarde, a través de ella conocí un poco más de Jenn. También hablamos de Isaac y todo lo que me dijo de él me hizo creer que lo sucedido en la cabaña fue un malentendido.

Despejar la mente se sintió bien, para el final del día ya sabía que la decisión estaba tomada desde que me levanté aquel día. Quizás el día anterior fue el motivo, haberme acercado más a Jason marcó una diferencia. Hablamos durante todo el trayecto de vuelta al campus, reímos juntos, y bromeamos, todo eso con las manos entrelazadas. Además de que reconocí el sentimiento que me pinchaba el corazón, como si pudiera verlo directamente a los ojos.

Solo debía hablar con Jenn y dejar las cosas claras. No tenía ni puta idea de cómo sería, pero mis decisiones siempre eran las mejores, así que confiaba en mí.

Al regresar al dormitorio, ya de noche, Ruby mencionó el tema de Lacy.

—Estoy preocupada, ha seguido sin aparecer. Contesta a los mensajes, pero con varias horas de diferencia, sin mencionar que no suena como ella. Tal vez estoy siendo paranoica, lo acepto. ¿Y si algo le pasó?

Tampoco había visto a Lacy y Ruby logró traspasarme su preocupación. Recordé lo sucedido en su dormitorio, sus intenciones y lo similar que me sonaron a Sarah. Sacudí la cabeza con más fuerza de lo que cualquiera lo haría.

—¿Hay manera de comunicar con sus padres? Podríamos saber si han tenido contacto con ella los últimos días, sino tener la oportunidad de contarles lo sucedido y dejarlo a sus manos, por si es que es necesario reportarlo.

—Buscaré en sus redes a ver si encuentro algo. —Asintió. Nada mas llegar a la habitación tomó su celular y se puso en modo FBI, tal y como yo estaba hacía varios días.

La dejé ahí y me dirigí hacia el dormitorio de los Collins a hablar con Jenn, con suerte también descubriría algo de la puerta y la llave en el jarrón. Al llegar al edificio mi aire fue robado por Jason, quien me jaló hacia su cuerpo con toda la intención de asustarme.

—Hola. —Apretó mi cintura y automáticamente le perdoné todo. Le saludé del mismo modo y no dudó en juntar sus labios con los míos, varias mariposas emprendieron el vuelo dentro de mi vientre—. ¿Venías a verme?

Sonreía coqueto. No sabía cómo decirle nada más que un sí. ¿Cómo le explicaría lo que había venido a hacer? Además de que algo de la noche anterior se había quedado en mi cabeza. ¿Le habría mandado mensaje a la chica del mostrador?

Por suerte Jason me sacó de mis pensamientos y propuso algo que no pude evitar aceptar:

—¿Quieres pasar? Podrías ver una película y besarnos. Comprar un helado y seguirnos besando. —Se apoyó en una pared mientras esperaba mi respuesta. Sus ojos verdes brillaban como siempre que me veía, algo dentro de mí se derretía, calentándome el corazón—. Sabes qué, iré por los helados mientras tú la eliges. Prometo tardar nada.

Asentí y dejó un beso corto en mis labios antes de irse.

Tenía al menos quince minutos para cualquier cosa que pudiera lograr en ese momento. Si Jenn estaba dentro y me la encontraba, hablaría con ella. Sino revisaría el jarrón.